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martes, 6 de septiembre de 2016

¿Y si cultivamos la cultura de la paciencia?

“La paciencia es un árbol de raíz amarga pero de frutos muy dulces”. 
Proverbio persa.


Vivimos en una época en dónde se ha exaltado la cultura de la inmediatez. Todo tiene que ser ahora y ya. No puede esperar. Los slóganes más exitosos a nivel comercial apuntan en este sentido:

  • ¿Qué estás esperando? ¡Te prestamos $40.000 en 40 cuotas de $1.100! Vení por acá, llévate tu platita, y no esperes más para darte los gustos.
  • VISA, porque la vida es ahora.
  • Llame ya!

Vivimos invadidos por la publicidad que nos envía el mercado para que vivamos una vida a las apuradas. ¿Por qué? Porque cuando nos apuramos, aumentamos enormemente las posibilidades de cometer errores, y siempre hay gente que se beneficia de los apuros. ¿Quiénes se benefician de nuestros errores? Pues, claramente, quienes nos inducen a equivocarnos: el propio mercado.

Nos ofrecen que llamemos ya mismo, porque si lo hacemos, aparte del producto que nos ofrecen, nos “regalan” algún producto complementario. Entonces, para no perdernos ese “regalo”, llamamos ya: decidimos una compra sin haber visto el producto, sin haberlo probado, y sin siquiera haber buscado a alguien que haya comprado algo similar como para asesorarnos. Y nos equivocamos. No era lo que creíamos, pero ahora ya lo compramos. Hicimos el gasto. ¿Quién se benefició? El mercado. ¿Quién se perjudicó? El apresurado.

La cultura del tenerlo todo ya, se nos incorpora desde el consumo. Para ser personas de éxito debemos poseer objetos. Celulares, tablets, notebooks, autos, Smarts TV’s, un buen reloj, ropa de marca, etc. Pero para tener todo eso se necesita dinero y como el dinero suele demorar en llegar en las cantidades necesarias para estos fines, se nos genera la necesidad de adelantar el tiempo. Ya no ahorramos para comprar algo al contado; usamos la tarjeta de crédito y lo adquirimos en hasta 12 cuotas (por citar un ejemplo). En vez de guardar el valor de la cuota por 12 meses y comprarlo al contado luego de un año ahorrando, lo queremos ya y lo sacamos “a pagar”.

Tengo un amigo que quiso mudarse para vivir solo. Vive actualmente con sus padres. Se vio envalentonado por un buen ascenso que tuvo en su trabajo y comenzó la búsqueda de su nueva casa. Se lo veía muy entusiasmado y ansioso. Si por el fuera, se mudaba al primer apartamento que encontrara.

Como no paga alquiler en el lugar dónde vive, le sugerí que permaneciera unos meses más ahorrando el dinero que pagaría por concepto de alquiler, como para ir acostumbrando su presupuesto a ese gasto que habría de venir. Mientras hacía eso, podía ir buscando casa con tranquilidad. Quizás, cuando encontrara la casa que le guste, podría ofrecer el dinero ahorrado como depósito en garantía, en preferencia a otras opciones, siempre más molestas.

Afortunadamente llegué a tiempo para darle ese consejo y me lo tomó, pero dónde no llegué a tiempo fue en aconsejarle que no se apure a comprar el mobiliario de la casa. Para cuando me enteré de sus intenciones de mudarse, ya había comprado un montón de muebles que los tenía en su caja original, en su actual casa. ¡Qué ansioso! Compró los muebles antes de conocer el lugar dónde los pondría. Ahora tiene que encontrar una casa en la que quepan lo que ya compró, en lugar de elegir la casa y luego elegir los muebles que vayan mejor con los espacios. Cometió un error, por apresurado. ¿Quién se benefició de ese error? El que le vendió los muebles, claro está.

Lo peor del asunto es que también compró la heladera y algún que otro electrodoméstico, que están sin estrenar. El problema con esta compra anticipada, es que el tiempo de la garantía está corriendo. Cuando estrene esos electrodomésticos, ya no tendrán su habitual año de garantía, sino mucho menos, y si llega a tener algún inconveniente antes del año de estrenarlos, muy probablemente no la cubrirá la garantía, y deberá pagar el arreglo de su bolsillo.

Otra vez. Un apresuramiento resulta en un mal negocio para el apurado y en un excelente negocio para el vendedor.

Pero la cultura de la inmediatez no aplica solo al consumo. Aplica a todas la experiencias de la vida. Yo tengo fresco el recuerdo de cuando era adolescente y ya quería hacer cosas de adultos, sin embargo mi madre me educaba diciendo que disfrutara mi niñez, que ya llegaría el tiempo para determinadas cosas. Pero es así, siempre estamos queriendo adelantar el tiempo. Siempre estamos queriendo tener ya, lo que vamos a lograr de todas formas, si con esfuerzo y dedicación lo buscamos.

La Biblia tiene algunos consejos en su libro de proverbios que conviene repasar.

(…) el que recoge con mano laboriosa las aumenta [las riquezas]
Proverbios 13:11
(…) quien ahorra, poco a poco se enriquece.
Proverbios 13:11 (NVI)
Los bienes que se adquieren de prisa al principio, No serán al final bendecidos.
Proverbios 20:21
Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Proverbios 21:5
Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!
Proverbios 21:5 (NVI)
El rico se enseñorea de los pobres, Y el que toma prestado es siervo del que presta.
Proverbios 22:7
El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune.
Proverbios 28:20 (NVI)

No es habitual ver que se promueva una cultura de la paciencia, de saber esperar. Las cosas que son buenas, dejan de serlo cuando ocurren fuera de tiempo. Hemos dejado de exaltar a la paciencia como una virtud. Hemos dejado de elogiar al que sabe esperar como una persona sabia. Más bien nos concentramos en elogiar al que logra poseer mayor cantidad de bienes en menor cantidad de tiempo, y una mente inmadura, no bien entrenada desde pequeña, sentirá envidia del que tiene y se enterrará de cabeza por querer tener ahora mismo lo que tiene el otro.

Cuántas personas conocemos que, con tal de igualarse a los otros, se endeudan para tener lo mismo que los demás. Menos mal que uno de los diez mandamientos nos decía que no codiciemos nada de lo que tiene el prójimo. Sabio mandamiento.

Pero quiero concentrarme en un tema en particular. Casarse es bueno, pero no cuando uno tiene 12 años. Ser padre es lo más maravilloso de la vida, pero quizás no lo es tanto si uno tiene 14 años. Las cosas que son buenas, fuera de tiempo, pueden no serlo tanto. O no serlo en absoluto.

Y dónde más me preocupa que ha permeado la cultura de la inmediatez, es en la sexualidad. Las estadísticas marcan que cada vez, los jóvenes se inician a la vida sexual más temprano. Vivimos en un mundo dónde la sexualidad está sobredimensionada. Hasta para vender un pizarrón de escuela se usan mujeres semidesnudas. 

Hoy día se promueve muy fuertemente que es bueno tener todo el sexo que se quiera, con todas las personas que se le crucen a uno… ah, pero siempre y cuando, se use condón. No tienen por qué esperar por tener sexo. El sexo es lo más, practícalo cuando te venga en gana, nada más tienes un pequeño detalle: o puedes dejar embarazada a tu pareja, o puedes contagiarte una ITS. Así que usá preservativo, pero más allá de eso, dale con todo.

Uno se pregunta quién se beneficia con que el sexo sea practicado a lo largo y ancho de la Tierra por gentes de todas las edades, y la respuesta es clara: lo fabricantes de métodos anticonceptivos (de barrera y píldoras) y abortivos. ¿Cómo hacemos para aumentar las ventas de preservativos? Pues, promovemos el sexo a más no poder. Si así no es, entonces, ¿cómo se explican las publicidades de las marcas de preservativos?

Nadie le enseña a nuestros jóvenes que la paciencia es una virtud que encierra cosas buenas. Que de pronto no está tan bueno que queme etapas de esa manera, que acelere experiencias que son más gratificantes cuando uno es más adulto y maduro. Que es bueno el sexo, pero que es mejor cuando se practica con la persona que uno ama, pero que no a cualquier edad, sino cuando hay circunstancias que no lo tornan una fuente de males. 

Tener hijos es una bendición, pero lo es más cuando ellos vienen a un hogar constituido, dónde hay una mamá y un papá que se quieren y que querían tener familia, dónde los hijos serán esperados con las condiciones necesarias para desarrollarse en esta vida. Tener hijos siempre es una bendición, pero no hay motivo para exponerse a embarazarse cuando no se tiene la edad ni las condiciones adecuadas. Que lo mejor es decidir esperar el tiempo adecuado para practicar el sexo.

Qué el sexo no es un objeto. No es una prueba de amor. No es mero entretenimiento.

En estos días se ha hablado extendidamente acerca de un drama social que tiene nuestro país: el embarazo adolescente. El titular de los diarios rezaba que el 16% de bebés nacen de madres de entre 10 y 19 años. Quitando los execrables casos de abuso, los jóvenes se inician en su sexualidad cada vez más temprano. ¿Por qué? Las razones son la evidencia de cómo la sociedad ha diluido algo tan valioso como la sexualidad. Las razones para entender la iniciación cada vez más temprana de la sexualidad de los jóvenes pueden pasar desde la mera curiosidad, el entretenimiento, la coerción, una necesidad de afirmación de identidad, etc. 

¿Cuáles son las vías para acabar con el flagelo del embarazo adolescente? Lo que se propone, tanto desde la Academia, como desde el Gobierno, pasando por figuras influyentes de la farándula y el arte, apunta siempre al mismo lugar: la anticoncepción. Sexo, todo el que quieras, pero con condón. 

Sin ir más lejos, el MSP acaba de lanzar una app para smartphones que se llama “Gurú del Sexo”. El propio nombre gira en torno a este criterio, el de continuar incentivando la práctica indiscriminada y liberalizada del sexo. 

Sí bien la app (que la descargué y la tengo en mi celular) está muy prolijamente armada, contiene información bien presentada y sobre temas muy valiosos, no veo ningún esfuerzo desde el gobierno, ni desde ninguna otra esfera, en atacar al tema desde otro ángulo.

A nadie se le ha ocurrido que para reducir el embarazo adolescente, quizás lo que debemos promover es un debate en otra dirección. Deberíamos de dejar de debatir tanto el embarazo adolescente, y comenzar a debatir el sexo en la adolescencia. Sin sexo en la adolescencia, no habría embarazo adolescente. A nadie se le está ocurriendo que vayamos a prohibir el sexo por edades, estoy simplemente promoviendo una nueva línea de debate.

Por qué no enseñarle a nuestros jóvenes que durante la adolescencia deben poner el foco en formarse, en estudiar, en crear las condiciones personales e individuales que les permitirán, unos años después, disfrutar el más hermoso y pleno sexo, prácticamente sin riesgos. 

La postura dominante actual nos dice que es bueno tener todo el sexo que uno quiera, con quienes quiera, mientras use condón. Y yo me pregunto, ¿por qué eso es lo bueno? ¿Por qué no puede ser bueno también (o en lugar de) saber esperar el tiempo más adecuado para disfrutar de una buena vida sexual en forma madura y responsable?

¿A quién se le ocurrió que tener todo el sexo que se quiera, con cuantas personas se pueda, pero usando condón, es practicar el sexo responsablemente? A mi se me ocurre otra definición de responsabilidad. ¿Por qué no la debatimos?

Y propongo el debate sobre razones de sentido común, totalmente excluidas de restricciones religiosas a la conducta humana. No he venido a plantear que el sexo debe practicarse solo dentro del matrimonio por orden divina. Ni siquiera vengo a plantear el sexo exclusivo dentro del matrimonio. Pretendo un debate amplio y cada uno tiene sus ideales. Yo tengo los míos y respeto los de los demás. Pero tengamos espíritu crítico. Cuestionémonos las cosas. ¿Por qué es bueno eso que dicen que es bueno? ¿Será que es bueno? ¿No habrá algo mejor? Analicemos otras opciones. 

En esta cultura de la inmediatez en la que vivimos, tendemos a aceptar como bueno todo aquello que se nos impone como bueno, casi sin cuestionarlo, por una sola y sencilla razón: porque pone a nuestro alcance inmediato el placer, sin tener que esperar. 

Espero que en algún momento se levante alguien, con la capacidad de influencia suficiente en la sociedad, que plantee las cosas de otra manera, que nos haga ver otros puntos de vista, que cuestione el pensamiento dominante, y que nos conduzca a una cultura de la paciencia, dónde aprendamos a valorar la espera, la madurez. Que sepamos dar a cada etapa de la vida lo que requiere. Que sepamos poner cada cosa y cada experiencia de la vida en su lugar temporal. 

“… ni es de los ligeros la carrera, ni la guerra de los fuertes, ni aun de los sabios el pan, ni de los prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; sino que tiempo y ocasión acontecen a todos”.
Eclesiastés 9:11

sábado, 3 de septiembre de 2016

Crítica: Establecimiento El Terruño

Paraje Minuano, localidad de Colonia, 20 y 21 de agosto de 2016.
Ruta 1, km 140. Teléfono: 4550 6220.
Sitio en Google Maps: click aquí.
Twitter: @elterrunio


Según Castellanos, una antigua fábrica de harinas, denominada Molino Americano, fue fundada en 1880, propiedad de don Antonio Raffo y Hnos, inmigrantes provenientes de Chiávari, puerto italiano sobre el Mediterráneo, en la provincia de Génova, Italia. Así se marca la llegada de la familia Raffo a Uruguay. 
Décadas más tardes, sus descendientes se instalaron en el Paraje Minuano (kilómetro 140, ruta 1) donde cerca de 1970 fundaron un establecimiento que dieron a llamar El Terruño. Muchas menciones al apellido Raffo aparecen en toda la estancia. Al conmemorarse 25 años de la inauguración de la estancia se colocó una placa dando cuenta del hecho, firmado por la Familia Raffo Laport. En la capilla de barro dedicada a San José, hay un reconocimiento a don Rodolfo José Raffo Puppo, de parte del “PERSONAL DE SU TERRUÑO”. La placa está fechada en el 2 de abril de 2000, claramente en recuerdo del aniversario de su desaparición física.


Don Rodolfo Raffo Puppo perteneció a una de las cuatro familias fundadoras de Fábrica Nacional de Papel (FANAPEL) y se casó con Susana Costemalle Bastos, de dónde nace la familia Raffo Costemalle, hoy a cargo del establecimiento.
Y para “cholulear” un poco, si se permite la expresión, de los Raffo Costemalle nació Juan Carlos Raffo Costemale, político (fue diputado, senador y ministro) y escritor, padre de Laura y Verónica Raffo, las afamadas economistas y abogadas por todos conocidas. 
Y si queremos seguir “choluleando” con los apellidos, podemos ver que el Banco República supo tener un tristemente célebre presidente llamado Fernando Calloia cuyo segundo apellido es: Raffo. Y no acaba ahí, su segundo en el directorio, el Cr. Jorge Emilio Perazzo (actualmente en la CND), tiene segundo apellido: Puppo. Y paremos ahí.
Los Raffo Laport (claro, Laport! Como Osvaldo, que es de Juan Lacaze) hoy gestionan la empresa Neshal Servicios Forestales, que también forma parte del conglomerado de empresas que se detallará más adelante, todas ubicada en el mismo lugar.
Todos estos datos desconocíamos cuando juntamente con unos amigos resolvimos tomarnos un fin de semana familiar en algún lugar de campo. Una rápida búsqueda en Google de lugares nos llevó a, entre otros, El Terruño. El precio era razonable y obtuvimos un descuento por Woow. El pasado 20 y 21 de agosto, 11 adultos y 10 niños nos fuimos a pasar un fin de semana familiar en la referida estancia. Lo que sigue es la crítica.

Previa (4,63): como suelo hacer cuando voy a un lugar que nunca fui, me fijé las referencias del lugar en Google Maps y en Facebook (dos páginas). En Google Maps tenía un puntaje de 4,3 con apenas dos referencias negativas.

Una de ellas refería a que no le habían permitido ingresar con un cachorro bulldog francés, cosa que a nosotros no nos pasó (a ninguno se le ocurrió llevar mascotas). No consulté si es política de la casa no permitir el ingreso de mascotas, o si permiten algunas en particular. Por ejemplo, he ido a hoteles que te permiten concurrir con tu perro, en la medida que sea pequeño. En este caso, no consulté, pero tampoco me pareció razonable que uno quisiera llevar su mascota, porque uno no llevaría un perro a un lugar como este para que ande atado y con bozal, sino que uno pretendería que el perro ande suelto y disfrute del campo, lo cual sería complicado en referencia a la propuesta del lugar, ya que en el mismo espacio estarían los perros sueltos de los huéspedes, los niños jugando, y los caballos que pueden ser montados. Me lo imagino como peligroso.
La otra referencia negativa refería a que el personal que trabaja en el lugar en su mayoria no brinda un buen servicio. A nosotros no ocurrió todo lo contrario. Desde los peones, capataces hasta el personal de cocina y otros, todos se esforzaron por hacer de nuestra estadía algo que quisiéramos volver a vivir. Y lo lograron.
En Facebook hay dos páginas. Una tiene calificación 5 puntos, y otra 4,6. En la segunda página, una de las calificaciones de 3 puntos refería a que el menú que se servía era poco variado y que el personal (escaso) se vio desbordado. Cabe aclarar que nosotros fuimos el sábado temprano, planificamos que tanto almuerzo como cena la resolvíamos en nuestras cabañas (están equipadas para eso) y solo decidimos comer allí el domingo, a sabiendas que se ofrecía un tenedor libre de parrilla. En ese día se ofrecía eso, por lo tanto, en ese día, el menú no era variado, pero no sabemos qué ocurre el resto de los días. Por otro lado, el fin de semana que nosotros concurrimos, no pareció que hubiera muchos huéspedes, por lo tanto, no nos pareció que el personal estuviera desbordado. Nos pareció que se recibió una atención correcta. No sabría decir que ocurre en días de ocupación completa. 
Otra calificación de 3 puntos versaba sobre el precio de la comida y lo descuidado del lugar. Nosotros pagamos $500 por adulto por el tenedor libre de carne, con ensaladas, refresco y postre. No nos pareció más caro que lo que uno pagaría en cualquier restaurant de Montevideo por lo mismo. En cuanto a lo descuidado del lugar, en términos generales está bien mantenido. Las cabañas están bien equipadas y prolijas. El salón del restaurant también. Algunos lugares de la estancia acusan el paso del tiempo y la falta de cuidado, como las placas del monumento que se nota a continuación. Pero en términos generales, está bien mantenido.

El establecimiento no es solo una estancia agroturística. Aparte de El Terruño, estamos en presencia de un grupo de empresas que abarcan Tecnoambiente SRL y Neshal Servicios Forestales. Las tres empresas conforman un conglomerado dedicado a la venta de servicios de recolección y disposición final de residuos industriales y urbanos, movimiento de suelos y alquiler de máquina vial, transporte de cargas, servicios forestales, servicios de hospedaje, salones de fiestas y eventos, y paseos a caballo y carretas, según se desprende del certificado de LSQA S.A. que confirma la aplicación y el desarrollo continuo de un efectivo Sistema de Gestión de la Calidad según los requisitos de la norma ISO 9001:2008.
Sí, tienen certificación de calidad ISO 9001. Tomá, pa vos y tu tía Gregoria. 

En promedio, íbamos con una calificación previa de 4,63.

Ubicación (5 puntos). Sobre el lado norte de la ruta 1, en el kilómetro 140. Llegar se hace muy fácil. Yendo desde Montevideo, cuando una pasa por la rotonda que habilita el ingreso a Juan Lacaze, apenas 1,7 km después está ubicada la estancia. Al pasar la referida rotonda, primero se ve un cartel que anuncia que estamos en “Paraje Minuano” (así se llama la zona), más adelante un segundo cartel anunciando que hay una “Estancia Turística”, y a poco de pasar ese cartel nos topamos con el ingreso a la estancia.
En el ingreso mismo a la estancia, hay una parada de ómnibus, lo que da cuenta de que no hace falta tener locomoción propia para llegar al lugar, lo que lo hace accesible para cualquiera.
Juan Lacaze y Rosario primero, Colonia Valdense y Nueva Helvecia después, son las localidades más cercanas a las que, si uno concurrió en auto, puede ir haciendo base en el Terruño.
Entre la estancia misma y la ruta, hay un camino de apenas 300 metros.
En nuestro caso, fuimos a Colonia Valdense a realizar compras para cocinarnos comida en las cabañas, además de lo que habíamos llevado desde nuestras casas.

Instalaciones y ambientación (4,5 puntos)Cuando uno llega a El Terruño, se encuentra con una desproporción enorme (y agradable) del verde sobre lo construido. Hay mucha naturaleza alrededor, y las instalaciones son las necesarias para mantener ese equilibrio. Si quisieran, espacio tienen para instalar más cabañas y recibir más personas y tener más clientes, pero se nota una decisión de tener la infraestructura justa para que el lugar no pierda encanto.






Hay mucha chatarra dispuesta en varios lugares del establecimiento como testimonio del paso del tiempo. Un tractor Fordson Model F de principios del siglo pasado y un camión Citroen U23 (posiblemente de la década del 1930 para adelante) sirvieron de diversión para chicos (y algún grande también), que se pasaron algún rato importante montados arriba de ellos. 








De hecho, hay una interesante historia en internet acerca de un camión de ese tipo, que la puedes consultar aquí
Otras maquinarias y chatarras se encuentran prolijamente ubicadas a lo largo del establecimiento, como se dijo antes, posiblemente como reliquias, testimonios del paso del tiempo.
Una de las cosas que primero llama la atención al arribar es una capilla de barro que se ve a lo lejos, dedicada a San José. Está hecha de barro, paja y madera. Al igual que lo que se verá en todo el lugar, las ventanas están hechas de ruedas de carretas, incluso sobre la pared posterior, se intentó una cruz hecha de ruedas de carretas, que quedó muy bien.




Adentro tiene bancos de iglesia, y un altar; es decir, está acondicionada para realizar misas. 

El punto más alto (para mi) de lo artesanal de la construcción de la misma son unas botellas de Salus que están dispuestas como pequeñas aberturas que dan paso a la luz. Muy buena reutilización.


Al llegar sobre la derecha se observarán las únicas tres cabañas con las que cuenta el lugar, cada una para 6 personas. La primera está hecha de material, incluso tiene una estufa leña. Las demás están hechas de madera, y no tienen estufa leña, pero las tres cabañas tienen aire acondicionado.
También cuentan con calentadores de agua solares, que están sobre los techos, lo que hace que el agua que llega al calefón ya llegue caliente, y esto hace que los calefones trabajen menos, lo que reduce el consumo de energía eléctrica. 




Hay un amplio terreno con dos arcos de futbol, un aro de basquetbol, una red de voleyball y tres hamacas.

Luego, sobre la izquierda uno va a encontrar la edificación principal, dónde se ubican las habitaciones, el restaurant y el salón de fiestas, y una edificación anexa con apartamentos, que son otra opción de alojamiento.


Tal cual lo dice Alejandro Raffo, administrador del establecimiento, la rueda de carreta es el símbolo de la estancia que se hace llamar “La estancia de las carretas”. Se las ve por todos lados. Forman parte de las aberturas y de las mesas. Las mesas para comer son un tanque debajo y una rueda de carreta arriba.



Otro ítem que forma parte de la decoración del lugar es la taxidermia. Cabezas disecadas de distintos animales cuelgan en varios lugares, incluso dentro de una de las cabañas. 


Las cabañas son agradables y cómodas. Cuentan con dos dormitorios: en uno de ellos la cama matrimonial y en el otro dos pares de cuchetas, totalizando las 6 personas que pueden pernoctar en las cabañas. Cómo se dijo, todas cuentan con aire acondicionado y TV de pantalla plana conectada a una antena DirecTv, heladera y horno eléctrico con una hornalla. 
Los baños tienen bidet. 
El único punto que, de pronto, puede ser criticable de las cabañas se encuentra en la cabaña que tiene estufa leña. La estufa leña se ubica en un hueco del ambiente principal, y la parte de atrás de la estufa leña da a la pared del cuarto principal. Pero, una vez dentro del cuarto principal, la pared que oficia de espalda de la estufa tiene un hueco que deja a la vista la chapa de la estufa leña. Yo no sé si la intención es que se transmita el calor a la habitación (la habitación tiene aire acondicionado) pero la chapa está a la vista. En algún descuido, si un niño entra a la habitación grande y toca la chapa, se puede quemar.
La estufa leña vista de frente 

La chapa a la vista en el cuarto principal de la cabaña. 

Servicio (4,5 puntos): La opción de alojarse en cabañas es de las más convenientes. Al haber kitchenette, equipada con heladera (no frigobar, heladera) y horno eléctrico, uno puede llevarse sus ingredientes y resolverse el tema de la comida por cuenta de uno. Hay vajillas suficientes, también.
El desayuno está incluido en el precio, y resultó muy bueno. Bizcochuelo, tortas fritas, pan,  manteca, dulce de leche, café, leche y té.


Las cabañas tienen DirecTV y aire acondicionado. Resulta extraño (e imperdonable) que en pleno siglo XXI, este tipo de establecimiento no ofrezcan wifi. Por eso le saqué medio punto.
Nos ofrecieron un ameno paseo en carretas, tiradas por tres caballos. Me parece que ya es hora de que se compren un par de tractores (pobres caballos). El paseo en sí es genial. Es una vuelta por el terreno, que es de más de 300 Has., dónde se muestran las demás actividades del establecimiento: la terminal de transferencia (dónde se hace la recolección y disposición final de residuos industriales y urbanos) y las canteras. Existen canteras que fueron trabajadas a mano, y son patrimonio. No se pueden tocar. Las piedras están cómo se dejaron la última vez que se trabajó en ellas.
El guía del establecimiento, que se nos presentó como “Tatín”, nos explicó todas los productos de la cantera, desde adoquines, hasta material para asfalto. 
"Tatín" con su modesto mate.
La vuelta termina en una zona histórica que se encuentra abandonada y ganada por la naturaleza. Se trata de las ruinas de una vieja usina de generación de energía eléctrica que data principios del siglo XX y que encierra una leyenda que no voy a descubrir en la presente nota. Vayan a El Terruño y entérense.
Lo que puedo comentarles de las ruinas, gracias a la información dada por el guía, por quienes administran la cuenta de Twitter del establecimiento y por un amable lector lacacino, es que dichas ruinas son de 1870 y pertenecían al emprendimiento de Don Juan Lacaze, que generaba su propia energía eléctrica y explotaba la cantera. La piedra se llevaba por tren hasta Puerto del Sauce (hoy, Juan Lacaze) y se exportaba a Argentina, así como también se llevaba a Montevideo. Con esas piedras se construyó el Congreso de la Nación Argentina, el puerto de La Plata, y se adoquinaron varias calles de nuestra Ciudad Vieja.


Adicionalmente a esto, se puede pasear en caballos. Hay piscina, que obviamente no se pudo usar en virtud de la fecha en que fuimos (el fin de semana más frío del año), pero es parte de la oferta y hay que mencionarla.
Tienen tambo y se puede visitar para ver cómo se ordeñan las vacas y de paso mostrarle a tus hijos que de ahí sale la leche que toman todos los días. Eso sí, hay que ser cuidadosos: el olor a bosta de vaca podría llevar a que los niños no quieran tomar más leche de por vida. Ojo.
Resumen y Factor subjetivo (4 puntos): Nos gustó el lugar. Nos pareció ideal para una escapada en familia. Sin dudas debe ser más disfrutable con un clima más caluroso. 
De todas formas, me dejó la impresión de que podrían ofrecer algo más. Pueden parecer tonterías, pero algo más de esmero en la imagen, en el cuidado de ciertas zonas, y hasta un poco más de cartelería, darían un atractivo extra. Por ejemplo, carteles que expliquen qué hay en cada sector: hay sectores con huerta, gallinas, una llama, etc. 
Es un lugar con potencial para brindar mucho más.

¿Volveríamos a ir? Sin dudas.

Puntaje Final
Previa: 4,63 puntos.
Ubicación: 5 puntos.
Instalaciones y ambientación: 4,5 puntos. 
Servicio: 4,5 puntos.
Factor subjetivo: 4 puntos.
Promedio: 4,53.