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Desordenado y vacío

“Y la tierra estaba desordenada y vacía…” . Génesis 1:2. La Biblia dice que cuando Dios creó los cielos y la tierra, la tierra estaba d...

martes, 22 de diciembre de 2020

Memorias de tapabocas (Pre-Covid)

Corría el año 2013 por la mitad y la felicidad de la familia se estaba completando. En un rincón de la casa Julieta vivía en su mundo de juguetes mientras que en el vientre de mi esposa Jimena ya estaba pronta para salir. 


De pronto, Julieta empieza a toser, a moquear, y a tener fiebre. A pesar de que apenas hacía dos años que nos habíamos estrenado como padres, ya teníamos experiencia en estos episodios. No era una tos como la tos convulsa que había tenido seis meses antes. 



En nuestra mente teníamos la idea de que el médico iba a venir, la auscultaría, le miraría la garganta y nos dejaría el papelito con las tres letras mágicas: IRA. La primera vez que la vimos, dijimos: “¡Recórcholis! ¡La nena se enojó y por eso le vino fiebre!”; pero prontamente el doctor nos explicó que la sigla significaba “Infección Respiratoria Alta”, el popular: “tiene la garganta rojita, es viral, en diez días se le tiene que ir, denle esto para bajar la fiebre y ¡ANTIBIÓTICOS NO!”

Pero en esta ocasión no iba a ser así. Tuvimos la fortuna de que nuestra mutualista contara con el mejor pediatra que pisó el suelo patrio. El Dr. Alberto Broggi entró en casa, vio a Julieta, la auscultó, le miró la garganta, tomó una receta, escribió sobre ella y nos dijo: “vayan ya mismo a la Emergencia, presenten este papel y que la estudien. No es una infección como cualquier otra”. En el papel apareció una sigla nueva, que no habíamos visto hasta ahora: VRS. 



Virus Respiratorio Sincicial. Todos los niños y adultos lo tienen y no se dan cuenta. Pero en bebes es mortal. El tratamiento era concreto. Dos veces al día iría una enfermera a casa para aspirar las narinas de nuestra hija con un cañito, un conducto bien angosto, que había que introducirlo por el orificio nasal de la niña y que llegara hasta la garganta. El caño, conectado a una bomba, succionaría mucosidad como ningún otro método es capaz de limpiar. Una cánula. Hasta el fondo de la nariz. 

¿Te suena? Sí, como un hisopado. 

Pero el problema no era Julieta. Como comenté al principio, Jimena estaba pronta para salir. Y para ser claros, tan claro como nos lo fue el pediatra, si Jimena entraba en contacto con el VRS, así como salía de la panza, se iba al féretro. Duro, pero contundente. No habían dos medidas para tomar, sino una sola: aislamiento entre Jimena y Julieta. Distancia física sostenida. Alcohol en gel, sin dudas. Y tapabocas. Tapabocas todo el tiempo desde el momento en que Jimena saliera del vientre de su madre hasta que Julieta estuviera de alta. 
Y así llegó Jimena. 



La recibimos enmascarada aunque no con el nivel de exigencia que tenemos hoy. No estábamos plenamente conscientes del poder de contagio que podría tener un VRS, como si lo estamos hoy acerca del SARS-CoV2. 



Por eso, nos permitíamos ciertas flexibilidades como bajarnos la máscara para la foto. 


Julieta se quedó en casa, con sus abuelos. Ninguno pudo estar en el sanatorio el día del nacimiento. Julieta recién conoció a su hermana cuando nos dieron el alta y regresamos a casa. Y de lejos. Bien de lejos, al menos por unos días, hasta que el médico nos diera permiso. 

Fue extraño. Duro. Difícil. Inesperado. Temible. Era espinosa la carga de tener que mantener aisladas a las hermanas porque, de lo contrario, una le podía hacer daño a la otra, sin quererlo. 

Los primeros días de vida de Jimena no fueron normales. No hubo contacto entre Julieta y Jimena. No se pudieron conocer. No podían compartir el mismo ambiente. Jimena en el living, Julieta aislada en su cuarto. Mi señora con Jimena, yo con Julieta, y todos con tapabocas. Todos. Porque había una vida que cuidar. 

Hoy, siete años después, otro virus nos vino a complicar la vida. Y otra vez, a usar tapabocas y a tomar todas las medidas que sean necesarias porque también hoy, como entonces, hay vidas que cuidar.



miércoles, 16 de diciembre de 2020

Gracia

Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. 
II Pedro 1:2 
¿Qué es la gracia, más allá del conocido significado de que es favor inmerecido

La gracia es el dador de todos los dones, son las riquezas de Dios a expensas de Cristo

Funciona de esta manera: 
• la soberanía de Dios decide qué regalarte. 
• el amor de Dios pagó el precio por esos regalos (porque era muy caro para que tu lo pagaras). 
• la gracia de Dios te lo da. 
• tu fe es la que lo acepta 

Tu fe acepta lo que la gracia te ha traído, que el amor ha pagado y la soberanía ha decretado sobre ti. El amor lo compró. La gracia te lo trajo. Tu fe lo toma. 

Por experiencia sabemos que al cristiano le cuesta enormemente entender la gracia. Si entendiéramos la gracia, no tendríamos alguna de las luchas que aun tenemos. 

Para comenzar a entender la gracia de Dios, diremos que la gracia NO está basada en nuestras obras: Está basada en las OBRAS DE DIOS. 

Muchas veces no entendemos cómo es que Dios puede amarnos. Pero cuando somos padres, algo cambia en nuestras vidas, y comenzamos a entender más. Dios nos ama de la misma manera en que nosotros amamos a nuestros hijos. 

El problema es que todos nosotros los que somos padres sabemos que amamos a nuestros hijos, pero tenemos dudas acerca del amor de Dios. 
Y, sin quererlo, nos estamos creyendo mejores que Dios. Porque nosotros podemos amar a nuestros hijos, a pesar de tener naturaleza pecaminosa, incluso luego de que se hayan mandado la tal travesura y les hayamos tenido que dar el tal rezongo, pero no logramos dimensionar que Dios nos ame, siendo que Dios no tiene naturaleza pecaminosa. La gracia está en los ojos de Dios. Vemos poco la palabra gracia en el antiguo testamento y creemos que la gracia de Dios es algo que estuvo ausente en ese período, pero no es así. Siempre vamos a ver la gracia, y casi siempre vinculada a los ojos de Dios. 
A continuación, todos los pasajes del antiguo testamento en los que la palabra gracia viene seguida de la expresión “a los ojos de”. Génesis 6:8, 18:3, 19:19, 30:27, 32:5, 33:10, 33:15. 34:11, 39:4, 39:21, 47:25, 47:29, 50:4; Éxodo 3:21, 11:3, 33:12, 33.16, 33,17, 34.9; Números 11.11, 11.15, 32.5; Rut 2.2, 2.10, 2.13. I Samuel 1.18 16.22 20.3, 20.29, 25.8, 27.5; II Samuel 14.22, 15.25 y Ester 5:2, 5:8, 7:3. 

La mirada y la gracia van de la mano y la razón por la cual esto es así es porque cuando Dios te mira se enamora de ti. Y cuando ese amor se empieza a manifestar al mirarte, la gracia aparece para darte los regalos que el amor ya pagó. 

 ¿Qué hizo tu hijo para merecer ese amor que le das? Quizás la gracia de Dios no es muy obvia en el antiguo testamento, no aparece muchas veces mencionada en forma expresa, pero lo cierto es que el antiguo testamento está lleno de la gracia de Dios, si aprendemos a identificarla.  
Lectura: Génesis 1:26. ¿Cuánta oración habían hecho a esas alturas Adán y Eva para merecer que Dios les diera dominio sobre todo? ¿Cuánto ayunaron? ¿Cómo es que tenían derecho de someter, de señorear a un planeta entero? 
Bueno, eso se llama gracia. 

La GRACIA les dio lo que ellos no merecían tener. Y la razón por la cual muchos de nosotros estamos luchando con Dios es porque estamos tratando de ganar el amor de Dios. Estamos tratando de ser lo suficientemente buenos. Tu impulso de querer orar, ayunar, congregarte, leer la Biblia, tiene que ser el impulso de querer conocer más a Dios. Tiene que ser tu respuesta a la gracia de Dios, que te ha colmado de bendiciones. La respuesta a las bendiciones que Dios ya te dio, no la búsqueda de mérito. Tu no oras todos los días para que, como fruto de tu oración, Dios te de pan, trabajo, techo. Tu oras todos los días agradeciendo por el pan, el trabajo y el techo que Dios ya te dio. 

Esto no es una suerte de acumular puntos como si fuera la Tienda Inglesa, que luego se canjean por bendiciones. En definitiva, cuando actuamos así, no nos damos cuenta, pero nos estamos pareciendo al invitado a la boda, que vistió sus propias ropas en lugar de las ropas de fiesta. 

Lectura Romanos 10:3 + Isaías 61.10. 

Todos los invitados a aquella boda eran pobres. Los invitados nobles habían rechazado la invitación, y dice la Biblia que fueron a buscar nuevos invitados a los caminos. Ninguno tenía ropas. ¿Quién le dio las ropas al resto? El Rey. El anfitrión de la boda. Y este hombre se pensó que con su ropa era suficiente. 

Hay gente que piensa: si oro lo suficiente, si vengo a la iglesia lo suficiente, si ofrendo lo suficiente, si leo lo suficiente, si me concentro lo suficiente, quizás, solo quizás, Dios me podría bendecir. 
Dios te hace a ti la pregunta: ¿qué le das a tus hijos? ¿Se lo ganaron? 
Dato Estadístico: Promedio del costo de educación privada de maternal hasta 6to de liceo: U$S 100.000. No hay manera de que un hijo te pague eso de regreso, ¿no? 

Vamos entendiendo. 

Esa es la manera en que Dios te da las cosas, porque te ama, y vos no podrías nunca pagarlo de regreso. 
No, no eres digno de recibir, pero a causa del amor, DIOS HA DECIDIDO HACERTE DIGNO. Para que te hagas una idea del tamaño del dominio que Dios le dio a Adán, te invito a comparar Génesis 1:26 con Efesios 6:12. ¿De dónde sacaron ese dominio? ¿Qué hicieron para recibirlo? Dios se lo dio porque los ama. Porque son su imagen, su semejanza, te amo 

Ilustración: tu niño se adueña del cuarto, de la cama, de la ropa y de los juguetes por los cuales no pagó un peso. 
Tú, como padre pagas por todo, y le das la posesión al niño. El hijo tomó posesión del cuarto y de las cosas. EL PADRE PAGA POR TODO Y LE DA AL HIJO LA AUTORIDAD DE TOMAR POSESIÓN. EL PAGÓ POR TODO Y TE DIO A TI LA AUTORIDAD SOBRE TODO. DALE GRACIAS A DIOS POR EL DOMINIO. 
Incluso cuando rezongas a tus hijos, presta atención a tu lenguaje. Es hora de comer, sentate, come. Eso es lo que le decimos a nuestros niños. Y eso que estás enojado con él. El hecho de que tu hijo se haya mandado un error, se haya portado mal y que haya provocado tu enojo, no hace que pierda un lugar en tu mesa ni hace que pierda la provisión diaria de alimentos que tu le das. 

No oigas la mentira de que Dios te va a desechar porque justo hoy no oraste, hoy pecaste, etc. ESO ES MENTIRA Y YA SABÉS DE DONDE VIENE LA MENTIRA. AHORA, NO CAIGAS EN EL ENGAÑO. 
Dios aun te da todo y te sostiene aun a pesar de que has cometido un pecado, no porque le parezca que está bien lo que hiciste, ni tampoco porque esté de acuerdo o consienta con tu pecado, sino porque te ama, y un padre no deja a un hijo sin alimento. 

Él te quiere oir Y PORQUE TE AMA y te extraña, ES QUE QUIERE OIR TU VOZ Y TE QUIERE HABLAR 

Lectura: Cantar de los Cantares 2:14 

Cuando tu no oras, le estás privando a Dios de escuchar la voz que él puso en ti. 

La unción se recibe por gracia 
Lectura: I Samuel 3:17 
La historia de Eli y Samuel. 

Samuel era de 10 años y estaba con Elí desde los 3. Un niño de 10 años anunciando muerte, exterminio. No eran temas menores. Dios puso ese mensaje terrible en una boca pura. 

Lectura: I Samuel 3:19 

Samuel creció, el Señor estaba con él, y Dios no dejó que nada de lo que ese niño dijera cayera por tierra. ¿Cómo se compra eso? Eso es gracia. 

Lectura: Hebreos 4:16 
Acerquémonos pues confiadamente sin miedo al trono de la gracia, el trono de del inmerecido favor de Dios para con nosotros los pecadores, para que podamos recibir misericordia por nuestras fallas 

La Misericordia es producto de la gracia. La Gracia es la dadora de la misericordia. La misericordia viene cuando vamos al trono de gracia. Misericordia por nuestras fallas. 
¿Cuántos fallan? 
Pecar es errar al blanco. Es el trono de la gracia. Significa que la soberanía de Dios se sentó sobre el trono de gracia y comienza a ejecutar órdenes, que la gracia las lleva a cabo. 

La justicia de Dios dice: debe morir por lo que hizo, pero el amor de Dios dice: pero lo amo y lo quiero, la gracia dice: ahí voy. Les voy a dar lo que no merecen, los voy a levantar, les voy a dar una segunda oportunidad. 

Lectura: Romanos 5:20 
La ley vino a mostraros que éramos pecadores. Vivimos errándole al blanco. Pero la gracia sobrepasó todos mis errores e incrementa más y superabunda. La gracia lo hundió. Nuestros errores se hunden en la gracia de Dios y nadie lo puede desenterrar de ahí. 

Ora conmigo y dile: Dios, me quiero sumergir en tu gracia, estoy listo para recibir tu gracia, la necesito, me he equivocado, le he errado al blanco, he pecado, lo he hecho mal, pero te agradezco por la gracia. No he podido controlar lo que digo, lo que veo, lo que pienso. He visto lo que no debía ver, he hablado de lo que no debía hablar. Sé que no es una licencia para pecar. Pero la gracia ahora mismo es lo que me saca adelante, ahora la gracia se multiplica en mi para poder permanecer. 

Lectura: Romanos 5:20-21 

Te amo tanto, aunque no lo supiste manejar, aunque le erraste, te abro mis brazos. 

Lectura: I Corintias 15:9 

Soy lo que soy. Gracia. Aquí Pablo aclara que si fuera por él y por sus méritos y su pasado, el no sería más que un malvado asesino y cómplice de asesinato, perseguidor de la iglesia. Pero por la gracia de Dios, es lo que es: apóstol. 
Yo soy el que soy es el nombre de Dios. Dios es el que es porque él quiere. Él es el que tiene de ganas de ser. Existe por su voluntad de existir. Pablo enseña que la gracia de Dios le hizo ser lo que es. Le dio identidad. Identidad viene de la gracia. 
El problema es que muchas veces creemos lo que otros dicen de nosotros, no lo que la gracia dice. 
La gracia dice que eres cabeza, no cola, que estás en lugares altos, no bajos, que eres real sacerdocio, linaje escogido, la gracia dice que eres la sal de la tierra. 

Algunos de ustedes se preguntan: 
 • ¿cómo lo voy a lograr? Con gracia. 
 • ¿Algún día me casaré y formaré una linda familia? Gracia. 
 • ¿Alguna vez Dios me usará en un ministerio?  Gracia. 
 • ¿Alguna vez venceré este mal hábito?  Gracia. 
 • ¿Algún día Dios me usará para ganar almas?  Gracia. 

Lo que tu has hecho no te permite ser lo que él quiere que seas. 
La gracia sí. 

No creas que la gracia es creer que tu no tienes que hacer nada. No es una licencia para pecar ni para vagar. Ese no es el propósito de la gracia. Es tu deber mantener la gracia para no contaminarla. 
Yo he trabajado más que ellos, dice Pablo. La gracia va a hacer que trabajes más duro, no te va a detener de trabajar. Pero no soy yo, sino la gracia.
¿Quieres que Dios multiplique la gracia sobre ti? Pues él va a multiplicar tu obra, tus tareas. La gracia te equipa, te da lo que no puedes obtener. Es la gracia la que da todos los dones. La gracia soberanamente te elige. 
La gracia es como el correo, trae el paquete. 
La fe lo recibe y firma que lo recibió. 
Qué trágico sería que la gracia esté golpeando a tu puerta, y que tu estés en casa pero estés muy ocupado para atender, ocupado con tantas otras cosas y ocupaciones, preocupaciones, angustias, y nunca abres la puerta a la gracia y firmas con tu fe para recibir el regalo que te trae. 

El riesgo es si Dios te bendice demasiado. Podés terminar asombrado por tus bendiciones y terminar dándole el crédito a tus regalos, antes que al que regala

Lectura: Romano 6:1-2 

Te ama demasiado como para dejarte así. 

LA GRACIA NO ES UNA LICENCIA PARA PECAR. 

Dí: Dios: cámbiame

El que murió al pecado, ¿como puede seguir pecando? La gracia vino a cambiarte no para que permanezcas en pecado, sino para que salgas del pecado y empieces a caminar en dominio. 
¿Estás atravesando dificultades? Acércate al trono y di: Dios, necesito más gracia. Empodérame

En ocasione tenemos conflictos con otras personas. Oramos. Dios, cambiálas. O aléjalas de mi. Y Dios no las cambia y te las acerca más. Y vos decís: pero Señor, ¿no me amas tu? 

El tema es que muchas veces Dios permite situaciones de conflicto para ver si no necesitamos un poco más de tratamiento. Dios permite que esas situaciones te sigan molestando para mostrarte cuánto te falta morir aun. 
Tu dices: Señor, deberías cambiarlos a ellos. Dios te dice: ya los voy a cambiar a ellos, pero de momento estoy permitiendo que ellos te molesten a ti para mostrarte a ti, pero el tema es que te concentrás demasiado en el otro, y no en lo que estoy tratando de decirte a ti. Si estuvieras muerto, como se supone que deberías estar… 

Si estamos muertos a la carne, no nos ofende la actitud del otro. 
Si estamos muertos a la carne, no nos lastima la agresión del otro. 
Imagina un cuerpo muerto: tu lo pateas, lo insultas, lo escupes y no reacciona. Pero, ¿como lo logro? Ahí entiendes la necesidad de la gracia. Porque solo no podés. La gracia te va a empoderar. 

Lectura: II Corintias 12:9 y 10 

Muchas veces Dios permite esto para generar dependencia, para que no confíes más en los regalos, de lo que confiás en el dador de los regalos. 
La gracia te capacita. Te permite soportar el problema con esfuerzo y valentía. 

Cuando eres muy fuerte con tus fuerzas, eres débil en Dios. Pero cuando dices: ya no sé como manejar esta situación, empiezas a clamar la gracia, y ésta se muestra para darte poder y fuerzas divinas. Pero mientras te sientas fuerte en tus fuerzas, la gracia no viene. Dios te quiere llevar a una nueva dimensión de fuerzas, unción y poder POR GRACIA. 
Llegué a mi límite, no puedo más, la gracia que me diste me alcanza hasta este nivel, ahora necesito un nuevo nivel de gracia para llegar a nuevos niveles y manejar los nuevos niveles de desafíos y problemas que van a venir. La gracia tiene más sabiduría, poder, unción, capacidad, para ti. 

Tómate un momento para orar y meditar. 

Si quieres puedes cerrar tus ojos, para que nada te distraiga. 

Busca la presencia de Dios y presta atención a lo que Dios quiere decirte. 

Lo que Dios está diciéndote es: yo te voy a cuidar a cada lado que vayas, yo te cuido, mi mano está sobre ti, mi mano te brinda protección, si necesitas un padre YO SOY TU PADRE, si necesitas un esposo YO SOY TU ESPOSO, Yo sé como caminar contigo a través del valle de sombra de muerte, YO SOY LO QUE TU NECESITAS

Dios le dijo a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Este es mi nombre para siempre, y para todas las generaciones. Y el YO SOY está aquí presente hoy, porque donde hay dos o tres reunidos en su nombre, ahí está! 

Por eso en el evangelio de Juan, Jesus siempre es presentado como YO SOY. 
Juan 6:35 JESÚS DICE YO SOY EL PAN DE VIDA 
Juan 8:12 JESÚS DICE YO SOY LA LUZ DEL MUNDO 
Juan 8:24 JESÚS DICE YO SOY ÉL 
Juan 8:58 JESÚS DICE ANTES QUE ABRAHAM FUESE, YO SOY 
Juan 10:9 JESÚS DICE YO SOY LA PUERTA 
Juan 10:11 JESÚS DICE YO SOY EL BUEN PASTOR 
Juan 10:36 JESÚS DICE YO SOY EL HIJO DE DIOS 
Juan 11:25 JESÚS DICE YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA 
Juan 14:6 JESÚS DICE YO SOY EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA 
Juan 15:1 JESÚS DICE YO SOY LA VID VERDADERA 

SI YO SOY EL QUE SOY, Y SOY TODO LO QUE NECESITAS, ¿QUE HAS ESTADO HACIENDO BUSCANDO EN OTRO LADO? 

En definitiva, si alguna vez oraste, si alguna vez ayunaste, si te has estudiado bien la Biblia, si tenías una asistencia perfecta a los cultos, si diezmaste toda la vida: lo hiciste por su gracia. 

Tu lugar es Hijo de Dios. Ese es tu status, tu condición. 
El tema es que tu realidad es cambiante. Subís y bajás. Tenés temporadas donde estás firme en el Señor, otras más débiles. Hay momento en que tenés una fervorosa vida de oración, y momentos en los que no. 
La gracia viene sobre tu vida para elevarte a tu nivel, a tu condición divina. Suficiente ya con seguir maltratándote con que no servís para nada, con que eres una continua falla. Suficiente, la gracia de Dios viene a darte identidad. Quizás tu sufriste maltrato de pequeño, te dijeron que eras un inservible, que no eras bueno para nada, no te valoraron, y esas palabras calaron hondo en ti. 
Dios te dice: deja de meditar en esas palabras, y empezá a meditar en la mía. Porque donde ponga tu meditación, en eso vas a creer, pero si empiezas a meditar en mi palabra, vas a ser la luz del mundo, la sal de la tierra, mi hijo, vas a ser cabeza y no cola.

sábado, 14 de noviembre de 2020

El milagro que nadie quiere

Mayormente, el milagro que Dios nos da es el que nosotros no queremos porque hay milagros que nadie quiere. 
Seguramente te preguntarás: pero si es un milagro, ¿cómo es que nadie lo quiere? 
Lo que ocurre es que nosotros queremos NUESTRO milagro, y de ser posible que se haga de nuestra manera. Pero, lo cierto es que la base de todo es que nosotros vivimos en un continuo milagro

Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento. Entonces el pueblo clamó a Moisés, y Moisés oró a Jehová, y el fuego se extinguió. 
Y llamó a aquel lugar Tabera, porque el fuego de Jehová se encendió en ellos. 
Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos
Números 11:1-6 

El maná. Comida caída del cielo. De arriba. En un período de la historia donde por vivir en el desierto y no poder sembrar, ni cosechar, ni intercambiar con más nadie, no había otra manera de comer que esa: milagrosamente. 
Es un milagro que la comida te caiga todos los días en tu mesa sin que te tengas que esforzar por nada más que levantarla del suelo. Esa era la comida y el milagro de Dios para su pueblo y para esa etapa. 
Pero las cosas marcharon bien un día, dos… Pero al cabo de un buen rato solo comiendo maná, se armó lo que recién leímos. Si lo trajéramos al presente, hoy en día alguien se quejaría y diría: ¿Todos los días arroz blanco? Cuando una persona se queja porque come todos los días arroz blanco, en realidad tiene que reconocer que gracias a Dios tiene ese arroz blanco. Hay gente que no tiene arroz, y ni siquiera tienen agua o cocina a gas para hervirlo. 
El maná se convirtió rápidamente en el milagro que nadie quería. No era lo que esperábamos de ese Dios poderoso que nos sacó con mano firme de Egipto. Con todos los prodigios que hizo, ¿no puede de tanto en tanto mandarnos alguna otra cosa de arriba? ¿Maná es lo único que tiene? Es un milagro. Es lo único que nos mantiene alimentados en este desierto, pero no era lo que estábamos esperando. 

De esa forma, Moisés pasa 40 años en el desierto con el pueblo hasta que llega el fin de su etapa y entra Josué en la escena y le toca cruzar el río Jordán para introducirse finalmente en la tierra prometida. Y lo que vamos a observar a continuación es que se dieron preparativos y entre esos preparativos estaba el preparar comida. 
Pero, hacía 40 años que no preparaban comida. Ellos vienen comiendo maná desde 40 años. ¿Había alguno que se acordara de cómo se hacía para cocinar alguna otra cosa? 

Y Josué mandó a los oficiales del pueblo, diciendo: Pasad por en medio del campamento y mandad al pueblo, diciendo: Preparaos comida, porque dentro de tres días pasaréis el Jordán para entrar a poseer la tierra que Jehová vuestro Dios os da en posesión. 
Josué 1:10-11 

Prepárense comida, les manda. ¿Por qué? Porque una vez que cruzaran el Jordán y estuvieran en la tierra donde fluye leche y miel, se termina el milagro del maná. 

Al otro día de la pascua comieron del fruto de la tierra, los panes sin levadura, y en el mismo día espigas nuevas tostadas. Y el maná cesó el día siguiente, desde que comenzaron a comer del fruto de la tierra; y los hijos de Israel nunca más tuvieron maná, sino que comieron de los frutos de la tierra de Canaán aquel año. 
Josué 5:11-12 

Es como que Dios les dijera: ¿van a entrar en la tierra prometida? Bien, yo les voy a proveer las herramientas, las azadas, las hoces, la tierra ya es buena, pero ahora hay que trabajar. ¿A cuántos les gusta el milagro de trabajar? 
Ahora el milagro ya no es el maná. Ahora el milagro es que te doy fuerzas, capacidad, te doy las herramientas, es decir: te doy vida, salud, infraestructura, tierra fértil. 

Se terminó el milagro del maná. Ahora viene un nuevo milagro, el de tener las fuerzas de levantarte a las 6 de la mañana e ir a trabajar. 
Y seguramente habría quien en su interior habrá pensado: “ya nos acostumbramos a comer maná, sigamos así”. Es más sencillo salir cada mañana a recoger la comida pronta que comenzar a labrar la tierra. 
Lo que sigue en el relato del libro de Josué son siete años de batallas contra 31 reyes y allí hay varios milagros sobrenaturales: La caída del muro de Jericó, el sol que se detiene, etc., etc., etc. 
Los milagros seguirían, pero maná nunca más. 

Hay momentos en nuestras vidas en las que cuando no hay nada que nosotros podamos hacer, Dios lo hace todo. Como cuando Israel estaba en el desierto y no había nada que Israel pudiera hacer: Dios les daba sombra de día, calor de noche y alimento diario. Pero hay otros momentos en la vida donde sí hay algo para hacer, y ahí el milagro es que Dios nos da las fuerzas y la capacidad de hacer. Entonces, hay que ponerse a trabajar. 

te dio a comer maná, que ni tú ni tus antepasados conocían, para enseñarte que el ser humano no sólo vive de pan, sino de todo lo que el SEÑOR ordena. Tu ropa no se desgastó y tus pies no se hincharon durante estos 40 años. 
Deuteronomio 8:3-4 (PDT) 

Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de Jehová tu Dios, que te sacó de tierra de Egipto, de casa de servidumbre; que te hizo caminar por un desierto grande y espantoso, lleno de serpientes ardientes, y de escorpiones, y de sed, donde no había agua, y él te sacó agua de la roca del pedernal; que te sustentó con maná en el desierto, comida que tus padres no habían conocido, afligiéndote y probándote, para a la postre hacerte bien; y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza. 
Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día. 
Deuteronomio 8:11-18 

Aquí se ve claramente: hay momentos donde el milagro es el maná, pero luego llega el momento en el que el milagro es darte el poder para hacer. 
Otra escena: 

Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido. 
Juan 6:12-13 

Multiplicación de los panes y los peces. Gran milagro. Pero el milagro no se agotó ahí. Cuando todos se hubieron saciado, sobró alimento, y ahí surge otro milagro. Milagro raro. Jesús les manda a los discípulos a recoger los pedazos que sobraron. Y esto nos da la pauta de que literalmente la gente comió y lo que sobró luego de estar llenos lo tiraron para un costado. Y eso es lo que nadie comía. Pedazos duros de pan, restos de pescado con espinas, etc. 
El problema es que cuando hay abundancia, se tiende a desperdiciar. Muchas veces, lo que se recibe de arriba, sin esfuerzo, no se cuida. Pero al Señor no le gusta que nada de lo que él hace se pierda. 

La referencia de que se juntaron doce cestas nos da la pauta de que esos sobrantes irían a ser la cena que iban a comer los apóstoles de regreso. Por eso dice doce cestas, es decir, cada discípulo andaba con una cesta encima (mostrar la cesta), o más modernamente: el tupper. 

¿Alguien querría cenar sobras teniendo al maestro con toda la unción fresca para hacer otro milagro? 
Luego de haber alimentado a la multitud con semejante milagro, los discípulos podrían haber esperado que Jesús les hiciera un milagro para ellos y que pudieran darse un buen festín de cena, pero no. A comer las sobras. Porque a pesar de que eran sobrantes y pedazos de descarte, a nadie se le ocurrió pensar que eso no era un milagro de Dios. Eso era también parte del milagro que Jesús acababa de hacer. Eso que cenaron los apóstoles, era milagro de Dios. 

Otra escena: 

Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, les impidió este intento, y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra; y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra. 
Hechos 27:43-44 

Pablo viaja como recluso en una nave que tenía destino Roma. La nave donde va Pablo empezó a tener problemas y naufraga. El barco se deshace en mil pedazos. Allí los soldados procuran matar a todos los presos (entre los cuales está Pablo), porque si los presos se escapaban aprovechando la situación, al llegar a Roma sin los presos los que iban a morir eran ellos. Pero como Pablo contaba con el favor del centurión, éste mandó que no se matase a ninguno. 
¿Dónde está el milagro? En que supieran nadar, porque donde no supieran nadar, se mueren. Ahora, habiendo Jesucristo calmado tantas tempestades, vemos aquí que en esta ocasión no la calmó, sino que la tempestad seguía. Todos hubiesen esperado al Jesús de las tempestades calmadas, que apareciera y calmara la tempestad. O hubiéramos esperado que Pablo se levantara y calmara él la tempestad. Después de todo, era Pablo, y “mayores cosas que yo haréis”. Pero no. 

¿Y los que no sabían nadar? Parte en tablas, parte en cosas de la nave. A lo escena final de Titanic. Salvavidas para todos. ¿No es un milagro? Claro que es un milagro, sino pregúntenle a Jack que no encontró lugar en la tabla con Rose y se murió. 

A unos Dios le dio la capacidad de nadar, y a otros les dio salvavidas. 

La clave aquí es entender que todo el tiempo estamos viviendo un milagro de Dios. Si se termina un milagro, arranca otro. Como el maná: se terminó, pero arrancó el milagro de la fertilidad y la abundancia. Y aun así, a veces nos quejamos de nuestra vida. 

Nos levantamos y: 
Pero qué día caluroso, está insoportable, ay! Esto me descompone! 

Mirá qué feo día, hoy va a llover. 

Y precisamente de lluvia viene el siguiente ejemplo. Del día en que cuando empezó a llover, se terminó un milagro. 

Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 
Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 
Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 
Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 
I Reyes 17:8-14 

Todos creemos que Dios es un Dios de milagros. De hecho, si no fuera por Dios, no estaríamos aquí. Y milagro es milagro si no se puede explicar. Si se puede explicar, no es milagro. 
Acá pasó algo sobrenatural, y pasó porque todos fueron obedientes. Primero Elías, al ir a Sarepta. También la mujer, al hacer primer la torta para Elías. 
Pero el milagro duraría hasta el día en que Jehová haga llover sobre la tierra. 
Hay que tener mucha fe, digo de parte de la viuda, para creerle a un desconocido que viene y le dice: haceme primero a mi y luego vas a ver que de aquí a que llueva, va a haber mucha harina y aceite. 
Y así fue durante los tres años y medio de sequía, porque en el arroyo de Querit estuvo algunos días, nada más. Luego de eso, viene el milagro de la lluvia, de la salud para poder agacharse para trabajar, la azada, la pala de diente, etc. 
¿Qué pasa cuando atravesamos crisis, escasez? Bueno, ahí Dios dice: mirá, si no hay agua, si no hay manera de trabajar y producir, yo me encargo. Yo te suplo. Pero el día que vuelva a haber agua, el día que se pueda producir, yo me encargo, sí, pero de darte la salud, las fuerzas, la inteligencia para que te levantes y trabajes
Dios prometió que la harina de la tinaja no escasearía. Esto es lo que quisiéramos siempre. Abrir la tinaja y que siempre salga harina. Volcar la vasija y que siempre salga aceite. 
Seguramente, más de uno no quiso el milagro de que empezara a llover, porque era más fácil golpearle la puerta a la viuda y pedirle prestado una tacita de harina… 
Empezó a llover. Ahora sí va a escasear la harina de la tinaja. Se termina el milagro de la harina, pero empieza el milagro de la lluvia. Y créanme que luego de tres años de sequía, si llueve, es un milagro. 

Ahora viene el turno del milagro del esfuerzo, de la fuerza que Dios te da. El esfuerzo al que le escapamos porque da fatiga. 

Da fatiga leer, ¿no? Da fatiga estudiar. Es una cosa con la que luchamos con nuestros hijos. Como nos cuesta que agarren un libro. Es también una cosa con la que luchamos en la iglesia. Como nos cuesta que la gente agarre una Biblia y la lea, la estudie, y deje de usarla como Bibliomancia. 

No dimensionamos el milagro que es que tengamos un libro en la mano, y el milagro enorme que es tener el conocimiento tal cual lo tenemos hoy. Para dimensionar esto, me gustaría hacer un breve repaso de la historia de los libros. 

En la antigüedad, no había imprenta, los libros se copiaban a mano y no era un trabajo fácil. No existían las comodidades ni la ergonomía de hoy en día. Imagina la labor de una persona que debía copiar y copiar libros para conservar el conocimiento. Copiaban y copiaban 
Los libros antes eran rollos. Rollos de papiros. A eso se refiere la Biblia cada vez que habla de rollos. Por ejemplo, cuando en Lucas 4 dice que a Jesús se le dio el rollo del profeta Isaías para leer. Era un rollo de papiro. El papiro era una planta, principalmente proveniente de Egipto. Más adelante, surge un invento para ayudar a los copistas. Vino a ayudarlos el pergamino. El pergamino se hace con piel de cordero y los libros ya no fueron rollos, sino ya más parecidos a los que conocemos nosotros, con hojas que se dan vuelta: se llamaron Codex. Y era un poco más fácil trabajar sobre la piel del cordero que sobre un papiro. 
Pero el pergamino era más caro. Se necesitaba un cordero para hacer cuatro hojas. 
Eso ya nos da una noción de lo que pesaban los pergaminos. De ahí que los libros eran caros. Carísimos. Eran caros por la cantidad de corderos y por el tiempo que le llevaba al copista hacer un libro. Como ejemplo, una Biblia llevaba un año. UNA BIBLIA, UN AÑO. 
A eso hay que sumar que no era solo copiar, sino también encuadernar. Y eso también era caro. Llevaba trabajo. Los trabajos más sofisticados eran de encuadernaciones en madera con incrustaciones de piedras preciosas. 

Esto hace que además del copista, trabajaban otros oficios. Incluso el rubricador. La rubricación era todo un oficio. 

Y aquí viene donde nace la sacralización de libro. El libro era sagrado por su valor espiritual y por su valor material. Por el contenido, pero por lo que costaba hacerlo. 
Luego llegó la imprenta, y copiar libros fue mucho más fácil, y por eso su valor ahora no es tan caro. Un libro es barato. Se hace enseguida. El valor espiritual o intelectual de lo que está dentro sigue siendo valioso, pero su valor material ha caído estrepitosamente. Antes, Pedro Valdo usaba su fortuna para copiar algunas pocas promesas y repartirlas. Hoy se regalan Biblias enteras. 
El avance de la tecnología siempre hace eso, abarata las cosas. 
Al punto tal de que el libro está perdiendo valor. Tanto que ya las casas no tienen Bibliotecas, como las tenían antes. Ahora los libros están en internet, en la nube. Ya nadie quiere un libro impreso. 
Pero lo cierto es que la gente no quiere disfrutar del milagro de leer y aprender. La gente quiere haber leído. Haber leído es bueno. A usted le preguntan: ud. leyó la Biblia? 

Sí, la leí. 

Lo que quizás para algunos no es tan bueno es pasarse, digamos, un mes todas las noches, desvelado, leyendo la Biblia a la luz de una portatil. 

La gente de hoy es muy ansiosa, que busca las rápidas satisfacciones, que no espera por los placeres, dice: cuánto me falta, tiene chiquisientas páginas, y encima me cuesta entender, y recién voy por Génesis 15 y hace dos meses que la empecé a leer. Y te da la sensación de que nunca vas a terminar de leer la Biblia, pero te gustaría haber leído la Biblia para poder decir a sus amistades: me leí la Biblia entera. 
O Don Quijote 
O para los adolescentes: Harry Potter. 

Y debe ser cierto esto de que la gente quiere haber leído y no leer por el éxito que en su momento tenían los libros de bolsillo, o libros condensados, que se les llamó. 

Por ejemplo: libro condensado de Don Quijote de la Mancha: un gallego que de tantos libros de caballería que se leyó, se creyó uno, agarró a su caballo, se estrelló contra unos molinos de viento. Fin. 

A la gente le hubiera encantado que alguien hubiese inventado una pastilla para leer. Ud se come esta pastilla y listo, ya leyó la Biblia. Se come esta otra pastilla y listo, ya leyó Don Quijote. 

Imagínese: las librerías desaparecerán y uno no tendrá más que ir al supermercado. Y allí llegas y pedís 20 pastillas de libros, y ahí entrás: La Biblia, La República de Platón, Don Quijote de la Mancha, El nombre de la Rosa, La Divina Comedia. 

Y te acuerdas todo, como si lo hubieras leído, ni mejor ni peor que el tipo que se lo leyó todo a la antigua usanza. 
Bueno, afortunadamente eso no va a llegar, porque eso sería algo nefasto. Por que más que el saber que un libro nos deja, lo que nos bendice es el esfuerzo de la lectura. El esfuerzo de la mente y del corazón por apropiarse de lo que el libro me ofrece. Ese esfuerzo es lo que nos edifica, y no tanto el mero conocimiento. La letra mata, recuerden. 
Es como tocar un instrumento. Cualquier instrumento requiere un esfuerzo de varios años para poder tocarlo bien. Mucho más fácil es poner música en youtube y va a sonar mucho mejor que lo que a usted le puede llegar a salir su música favorita. Pero, sin embargo, la gente sigue comprándose guitarras, u órganos, y eso es porque algo de bueno debe haber en el camino y en el esfuerzo para que la gente lo desee. 
Y eso es lo que tiene de buena la lectura, las horas de desvelo, el debatirse uno para ver si entiendo lo que el autor le quiso decir, y finalmente el placer enorme de haber aprendido a disfrutar un libro. 
Esto es el mensaje de hoy. ¿O acaso no da más placer disfrutar de una buena comida hecha con nuestras manos? No da más placer la casa que te pudiste construir vos. El auto que juntaste y juntaste y lo pudiste comprar. El ajuar de tu hogar hecho con el fruto de tu trabajo. 

El trabajar es un milagro. El poder esforzarnos es un milagro. No va a importar el valor económico de la casa que le vas a dejar a tus hijos. Va a valer que les vas a dejar todos tus años de esfuerzo. 

A mí me cuesta concebir la vida si todo me hubiese venido de arriba, sin esfuerzo. Porque, como lo mencioné más temprano, cuando hay abundancia, cuando hay de sobra, tendemos a desperdiciar. Y ahí viene Jesús y dice: nada se debe desperdiciar, todo se debe valorar, que nada se pierda. 

La vida no se compra hecha. Hay que hacerla a mano. No viene en pastillas. Y eso… eso también es un milagro.

martes, 3 de noviembre de 2020

Eutanasia en el Uruguay

 En el año 2020 se presentó el proyecto de ley de eutanasia a cargo del diputado Ope Pasquet. 

Rápidamente, se puso sobre la mesa el debate, no solo acerca de la eutanasia, sino acerca de la ética médica, el valor intrísneco de la vida, la dignidad humana, y se generó el clima propicio para dar a conocer los avances uruguayos en materia de medicina paliativa. 

En este página te intento resumir la información acerca del tema. 

Te presento en primer lugar la página web de PRUDENCIA URUGUAY, un grupo de ciudadanos de diferentes generaciones, ideologías, creencias y partidos políticos, que coincidimos en que el Uruguay no debería legalizar la eutanasia ni el suicidio asistido y sí universalizar los cuidados paliativos.

Te invitamos a adherirte a la propuesta de Prudencia Uruguay llenando el formulario que se encuentra en la Web de PRUDENCIA URUGUAY: https://www.prudenciauy.org.uy/

Facebook de PRUDENCIA URUGUAY: https://www.facebook.com/UruguayPrudencia

Twitter de PRUDENCIA URUGUAY: https://twitter.com/prudenciauy

Instagram de PRUDENCIA URUGUAY: https://www.instagram.com/prudenciaUy/


A continuación, te dejo varios videos que te recomiendo que te tomes el tiempo de ver para aclarar el tema. 

Entrevista de En Perspectiva al Prof. Miguel Pastorino


La Información se actualiza día a día






jueves, 3 de septiembre de 2020

El cristiano y el dinero. Capítulo 11. Final.

Agradece tu escasez


La vida en el huerto del Edén era una maravilla. Había una única regla que cumplir: no comer el fruto de determinado árbol. Luego de esa regla, no había más nada de qué preocuparse. En el Edén no había ni maldad ni muerte. Así que imagínate que los alimentos que se cosechaban en ese huerto no se echaban a perder, había abundancia, las plantas no se morían, no había inclemencias del tiempo, no había plagas ni enfermedades. Los hombres vivían desnudos y no había malos pensamientos ni malas intenciones. En ese contexto, no tenían sentido ninguno de los conceptos que rigen la vida hoy en día, como por ejemplo propiedad privada o libertad. 

Pero el pecado cambió todo. Comer del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal abrió la puerta a la muerte y al mal. Todo cambió a partir de ese momento.

Ahora los alimentos se echarían a perder y la escasez comienza a ser la regla. La tierra produciría espinas y cardos, las cosechas ya no serían abundantes. Ahora todo será trabajoso, porque el cuerpo humano ahora comenzará a morirse, y una de sus evidencias es el cansancio (cansancio que no había en Edén). Ahora, comer iba a ser trabajoso (con el sudor de tu rostro comerás el pan…). Ahora sí existe la maldad y las malas intenciones, así que ahora sí podría darse que un hombre quisiera quedarse con lo que cosechó otro hombre. Ahora sí, uno con fuerza querrá enseñorearse de uno más débil. Ahora sí tiene sentido delimitar la propiedad y defender lo propio. Nació el mundo tal cual lo conocemos hoy. 

En este nuevo mundo, habrá inclemencias del tiempo. Ahora necesito ropa para cubrir mi cuerpo y una casa para almacenar mis bienes. Es en este momento donde nacen las relaciones de intercambio, en su forma más rudimentaria como lo fue el trueque: el que sabe construir una casa lo hará a cambio del alimento que producirá su cliente como forma de pago. 

El pecado dio lugar a la economía. La economía es el arte de administrar la escasez. No hay administración o economía posible en un ambiente de abundancia, porque en tal ambiente, no hay que preocuparse ni tomar medidas, total, siempre hay. Pero en la vida, vivimos en escasez, por lo cual debemos aprender a administrar. 

No vas a aprender a administrar cuando ganes mucho dinero. Se aprende a administrar en la escasez, para luego, cuando venga la abundancia, no la vayas a desperdiciar. 

Recordarás la historia del hijo pródigo. Este joven tomó la abundante herencia que le dio su padre y la derrochó rápidamente, al punto de envidiar la comida de los chanchos. La solución a los problemas de tu vida no pasa por tener más dinero, sino por aprender a administrarlo. 

Prosperidad no es tener cada vez más dinero, sino saber administrar el que él nos da. 

Nosotros lo hacemos con nuestras hijas; desde pequeñas les enseñamos a administrar. A mis hijas les encanta el tomate cherry. Mi esposa les compra cada domingo en la feria, 20 tomates cherry a cada una. Llega a casa y coloca los tomates en dos vasos diferentes y les dice a ambas que esos tomates les tienen que durar hasta el domingo próximo cuando vaya a comprar más. Es responsabilidad de ellas contener sus deseos y no comerse todos los tomates sin control, porque nadie les va a comprar más tomates antes del domingo siguiente. Aun cuando nosotros, sus padres, tenemos posibilidades de comprarles más tomates a mitad de la semana si se les acaba, hemos decidido usar ese elemento para enseñarles a administrar, a tener dominio propio y paciencia. 

Nadie aprende a administrar en situación de abundancia, sencillamente porque en esa situación no es necesario administrar. Se aprende a administrar en la escasez, para que cuando llegue la abundancia, la misma no se pierda. 

Recuerda: sé fiel en lo poco y Dios te pondrá en lo mucho. 

miércoles, 2 de septiembre de 2020

El cristiano y el dinero. Capítulo 10

El diezmo nos ayuda a ahorrar y prosperar


Diezmar es un acto de fe; es separar el diezmo primero, antes de pagar las demás cuentas, sin saber si lo que va a sobrar alcanzará. 

Ejecutar gastos sin la seguridad de que se pueden pagar, confiando en que Dios de alguna manera nos dará provisión, NO ES UN ACTO DE FE, sino un acto de presunción, como se vio en el capítulo anterior. Es obligación del cristiano sentarse a calcular si tiene lo necesario para hacer frente a sus gastos. No podemos hacer gastos diciendo que Dios nos va a ayudar, si Dios no nos dijo que hiciéramos ese gasto y que nos iba a ayudar.

No obstante esto, el diezmo es diferente, porque es el único caso en toda la Biblia en la que Dios mismo nos pide que lo demos sin hacer cálculos, aun aunque no estemos seguros de que podremos hacer frente a las demás obligaciones, porque Él mismo se compromete a bendecirnos.

Da con generosidad y serás más rico; sé tacaño y lo perderás todo.
Proverbios 11:24

Más allá de su significado espiritual, el diezmo es una conducta financiera recomendable para la buena administración y la prosperidad. Requiere coraje limitar los gastos de modo de poder cumplir con el diezmo. Y eso te va a educar para que limites tus gastos en aras del ahorro y la inversión, también. 

Es imposible que una persona progrese económicamente si gasta absolutamente todo lo que le entra. El progreso económico ha sido siempre, a lo largo de la historia, fruto de la capacidad de las personas de ahorrar e invertir (para lo cual se requiere no gastar todo lo que ingresa). Así lo hizo José, que obligó al pueblo de Egipto a ahorrar durante la época buena, administró correctamente durante la época mala, y pasado ese período, le sobró grano para darle al pueblo para que vuelvan a sembrar. 

Las personas que practican el diezmo son personas que están llevando adelante una buena práctica de administración financiera. Empezamos primero cumpliendo estrictamente con el diezmo y obligamos al resto de nuestras obligaciones a acomodarse al 90%. Pronto, tendremos bajo control nuestro presupuesto y sabremos tomar decisiones que hagan que nuestros gastos no superen ese 90%. Una vez allí, podremos seguir adelante controlando aun mejor nuestros gastos para comenzar a ahorrar.

Es más fácil gastar después de haber ahorrado, que ahorrar después de haber gastado. Por tanto, si esperas que te sobre para diezmar (o ahorrar), NUNCA LO HARÁS.

Aunque los números hoy te dicten lo contrario, es absolutamente posible vivir hoy con menos de lo que te ingresa. Eso siempre es posible, y el diezmo juega un rol fundamental en ese aspecto. Muchas personas viven enceguecidas, gastando todo lo que les entra, porque están convencidos de que ganan poco. Si esa es la conducta que tienen ganando poco, el día que ganen más, seguirán en la misma lógica de gastar todo lo que les entra. Es así como hay casos de personas que tienen buenos ingresos y siempre están endeudados o ajustados. 

Si uno comienza a generar el hábito y la conducta de diezmar, aun ganando poco, ese hábito quedará instalado. En la medida en que vayas prosperando y ganando más, no te será difícil evitar gastar todo y ahorrar. Eso lo llevará a mayor prosperidad. 

Hay una lucha entre mi consciencia y los paradigmas que rodean al dinero y al diezmo, que evitan la continuidad de la acción de diezmar. Esto es así porque hemos sido educados bajo dos ideas erróneas: 

1.- Si doy, me va a faltar.
2.- Si doy, debo recibir algo a cambio que valga lo mismo o más de lo que doy.

Estas dos ideas son contrarias a la fe y la acción del diezmo nos ayuda a liberarnos de esas ideas, y por ende, liberarnos de la esclavitud y dependencia del dinero. 

A pesar de esto, es de hacer notar que el diezmo tiene por objeto servir a Dios y no tiene como objeto lucrar o pretender hacerme más rico solo por el hecho de acumular riquezas.

Al contrario, la idea del diezmo es lograr que el cristiano no tenga a los bienes materiales como el centro de su vida. Es decir, no se debe diezmar por avaricia, con la idea de que es similar a hacer una inversión que me tiene que reportar ganancias, sí o sí. Es un error decir: yo diezmo porque gracias a eso tengo un buen trabajo y un buen ingreso. Eso no puede ser el objetivo del diezmo. Eso es una consecuencia, una recompensa. Pero la motivación no debe ser esa, sino que yo diezmo porque tengo deseos de servir a Dios con mis bienes.

Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto.
Proverbios 3:9-10

Si diezmamos con la motivación correcta, Dios va a cumplir sus promesas, prosperándonos hasta que desaparezca todo temor de vivir en pobreza.

Algunos creen que porque están en aprietos no les es posible diezmar pero lo harán en cuanto sus circunstancias lo permitan. Esto es perder todo el significado porque mientras mayor sea la presente dificultad, mayor la necesidad de diezmar, ya que las dificultades que atravesamos en materia económica suelen ser fruto de una errónea actitud mental, por una forma de pensar equivocada. Naturalmente, las circunstancias no podrán cambiar hasta que haya un cambio en la actitud mental. Diezmar será una prueba de que la actitud está cambiando.

A través del diezmo estamos demostrando nuestra creencia de que el único origen de nuestro suministro es Dios, y que el negocio o el empleo, las inversiones o los clientes no representan sino el canal a través de los cuales se está manifestando en ese momento la provisión que nos viene de Dios. La consecuencia inevitable de dicha expresión de fe es la prosperidad visible. 

Aquellos que diezman siempre están seguros de que tienen a Dios por Socio, pero no como cualquier socio, sino un socio bastante particular, que no se comporta como un socio humano se comportaría. En una sociedad humana, si uno de los dos socios pone la mayor parte de los recursos, pretenderá llevarse la mayor parte de las ganancias. En la sociedad con Dios, Él PONE TODO y pide solamente el 10%. 

Cuando das el diezmo, como dice mi pastor, cero a cero y pelota al medio. 

Dios nos ha dado todo. La vida, la salud, las fuerzas para trabajar, la inteligencia para hacer negocios, y nos ha dado también nuestros bienes. Como socio, ha puesto el 100% y nosotros nada. Ahora, Él solamente elige pedirnos el 10%, cuando podría pedirnos todo. 

Por eso dijimos anteriormente que el diezmo es un acto de adoración, porque el cristiano que diezma reconoce que la totalidad de todo lo que tiene y todo lo que es le pertenece a Dios y no a sí mismo. Cuando entendemos que somos 100% pertenencia de Dios y que él es soberano, estamos adorando.

martes, 1 de septiembre de 2020

El cristiano y el dinero. Capítulo 9

Huye de las deudas. Aprende a ahorrar



El ahorro es la base de la fortuna, y no el endeudamiento. No tomar control de tu presupuesto y gastar según tu intuición y deseo puede ser catastrófico. Y si para eso, se hace uso del endeudamiento, has cavado una cómoda fosa.
 
Hay que diferenciar entre dos tipos de bienes: los bienes durables y los no durables. 

Bienes de consumo durables son aquellos cuyo uso se da a lo largo de un período extenso de tiempo y son utilizados en un gran número de ocasiones. Se consideran durables si poseen una vida útil mayor a los tres años. Va desde la TV, un aire acondicionado, una computadora, un auto y hasta una casa. En la mayoría de los casos, se debe tener en cuenta que los bienes durables van perdiendo su valor al pasar el tiempo. Es decir, el auto que hoy te costó U$S 20.000, lo retirás de la automotora y ya te vale menos si lo queres vender. 

Bienes de consumo y servicios no durables son aquellos bienes que son consumidos en un corto plazo y utilizados en un menor número de ocasiones (algunos solo se utilizan una vez). Su costo es menor al de los bienes de consumo durable. Por ejemplo: alimentos, útiles escolares, comer en restaurantes, cine, estadio, vacaciones. 

Muchos cristianos no controlan sus presupuestos, no hacen cuentas, y gastan en bienes no durables por intuición. En alguno casos, sin control. Para peor, usan frases como: “sabemos que Dios quiere que disfrutemos de estas cosas…”, “Dios será fiel para proveernos” y otros tantos etc., excusas revestidas de espiritualidad para licuar cualquier sentimiento de inseguridad o advertencia que pudiera surgir.

Pero veamos qué tiene para decir la Palabra de Dios. 

Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
Proverbios 11:15

El hombre falto de entendimiento presta fianzas, y sale por fiador en presencia de su amigo.
Proverbios 17:18

El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.
Proverbios 22:7

Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Proverbios 21:5

El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune.
Proverbios 28:20 (NVI)

(…) el que recoge con mano laboriosa las aumenta [las riquezas]
Proverbios 13:11

(…) quien ahorra, poco a poco se enriquece.
Proverbios 13:11 (NVI)

Todos estos versículos, y algún otro, tienden a aconsejar al cristiano a no endeudarse y no apurarse para tomar decisiones financieras. La bendición material sobre la vida de un cristiano está lejos de pasar tan solamente por diezmar y ofrendar. Esto es importante e imprescindible, condición necesaria, pero insuficiente. Estar al día con el diezmo y ofrendar no es una licencia para manejarse como se quiera con la economía, ni mucho menos un permiso para el despilfarro o las decisiones apresuradas. 

Sin embargo, hay cristianos que toman decisiones pensando en que todo va a estar bien, que Dios nos va a prosperar o que Dios va a suplir, o que Dios proveerá, y todas esas justificaciones que el cristiano tiene adaptado a su jerga y que, de tanto escucharlas en forma aislada, se terminan convirtiendo en argumentos que a la postre se levantan en contra del verdadero conocimiento de Cristo y se terminan convirtiendo en conductas que son desobedientes a sus principios. 

El cristiano debe siempre buscar la guía del Espíritu Santo en cada situación de su vida, procurando encontrar la sabiduría antes de tomar una decisión. Cada decisión del cristiano debe ser meditada y bien pensada.

Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos.
Proverbios 20:21

Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!
Proverbios 21:5 (NVI)

Bienaventurado el varón que (…) en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche, (…) todo lo que hace, prosperará.
Salmo 1

Dios es especialmente contrario a las deudas. Toda la ley de Dios está llena de referencia en contra de las deudas. Por ejemplo, las deudas tenían que ser perdonadas al séptimo año, a los esclavos había que ofrecerles la libertad al séptimo año, y en el año 50, todas las tierras tenían que volver sus dueños originales. En adición a esto, Dios le prometió a su pueblo lo siguiente: 

Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado;
Deuteronomio 15:6

No es recomendable tomar deuda para el consumo de bienes no durables. Uno debe consumir en el mismo o menor nivel en el que gana. Si el dinero no me alcanza para consumir determinadas cosas, sacarlas a pagar en cuotas o pedir prestado para obtenerlas es un mal camino. 

Si a una persona no le alcanza el dinero para llegar a fin de mes (como se dice popularmente) y saca un préstamo o compra un bien en cuotas, ¿de dónde sacará dinero los meses siguientes para pagar la cuota del préstamo o la cuota de la compra a crédito?

La clave del mejor consumo es privarse de consumir hoy, ahorrar, y consumir mejor más adelante. Por ejemplo: el celular último modelo que hoy sale $24.000, lo puedes obtener en 24 cuotas de $1.000. Suponiendo que te sobran $1.000 por mes, tienes dos opciones. Lo obtienes ya y lo pagas en cuotas, o ahorras esos $1.000 cada mes para comprarlo al contado luego. En 18 meses, habrás ahorrado $18.000, y quizás el precio del celular ya haya caído a ese valor. Lo comprás al contado y más barato. Claro, eso implica cultivar la paciencia y saber esperar.

El ejemplo del celular es muy aplicable para la mayoría de los bienes que consumimos. Cada vez que un nuevo bien de consumo sale al mercado, la gente se desespera por obtenerlo, y por lo general lo obtienen a un precio elevado y a costa de deuda. No hay porqué tener todo ya. Esperar te va a dar buenos resultados. Y por otro lado, no hay satisfacción más grande que comprar algo y saber que es 100% tuyo y que no se lo debes a nadie, ni tienes que trabajar los próximos meses de tu vida para pagarlo.

Si en todo caso, la situación amerita que se actúe ya y no se puede esperar, es absolutamente necesario que el cristiano tenga control de su presupuesto y sepa cuánto dinero le sobra al mes, para saber si puede hacer frente a la cuota. No es gasto y después veo

Si un cristiano usa deuda constantemente para sostener su nivel de consumo, puede llegar a acumular deuda al punto tal de quebrar. Cuando compra a crédito o pide préstamos para el consumo de bienes no durables, los bienes se consumieron, y en caso de no poder pagar por ellos, ¿de dónde vas a sacar para pagar? Comer afuera, cine, estadio, vacaciones, etc., son todos consumos que se agotan en el momento. No duran. Y si todo ese consumo se hace sin control, acumulando deuda, cuando tengas que pagar por eso, tendrás que vender otros bienes que tengas, o vas a tener que sacrificar buena parte de tus ingresos futuros en el pago de la misma. Te sentirás esclavo de tu deudor. Sentirás la frustración de trabajar y trabajar solo para pagar cuentas y no vas a poder disfrutar del fruto de tu trabajo. No hay nada peor que trabajar y no poder disfrutar el dinero que se gana, porque hay que pagar las malas decisiones financieras que arrastro del pasado por haber manejado mal las finanzas. 

La buena salud financiera pasa por ahorrar. Y en este sentido, hay que derribar mitos. La verdad es que SIEMPRE SE PUEDE AHORRAR. Tu tienes que obligarte a ahorrar. Aunque sean $400 por mes. No debes menospreciar tu capacidad de ahorrar, por pequeña que sea. Al final del año habrás ahorrado $4.800. No es una fortuna, pero no desprecies lo poco que puedas ahorrar.

Obligarte a ahorrar va a moderar tu conducta. Poner el ahorro en prioridad, te va a permitir privarte de ciertos consumos que no son estrictamente necesarios. Yo sé que no es simpática la vida con privaciones y que queremos darnos gustos, pero si no te privas hoy en aras de construir una vida más sana financieramente, las privaciones no acabarán nunca. En el capítulo 11 ahondaremos en este concepto.

Empezarás ahorrando poco, terminarás ahorrando mucho más, y tendrás un mejor futuro. Recuerda: lo ideal no es gastar y luego pagar. Mejor es ahorrar, luego consumir. Pero aun mejor que ahorrar y consumir, es ahorrar e invertir. No te gastes todo tu ahorro en el futuro consumo. Parte del ahorro (cuánto más mejor) debe invertirse, para que esa inversión produzca nuevos ahorros o incluso ganancias. Una compra no produce ganancias, una inversión, sí. 

El ahorro es una conducta bíblica y forma parte de las mejores prácticas de administración financiera que se conocen en el mundo.