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“Y la tierra estaba desordenada y vacía…” . Génesis 1:2. La Biblia dice que cuando Dios creó los cielos y la tierra, la tierra estaba d...

miércoles, 19 de julio de 2017

Infraestructura bancaria y de corresponsalías - Uruguay

En Uruguay hay 11 bancos: 2 públicos y 9 privados.

A su vez, existen otras firmas que pueden actuar como corresponsales financieros, que son instituciones que brindan servicios por cuenta y responsabilidad de los bancos, como ser depósitos, transferencias, retiros de dinero, etc. Abitab y RedPagos son corresponsales financieros del Banco de la República y permiten a sus clientes retirar dinero de la misma manera que lo hacen desde un cajero automático.

De esta manera, el BROU pone a disposición de sus clientes, sólo en Montevideo y Zona Metropolitana, más de 400 puntos de extracción aparte de sus Dependencias y Autómatas instalados.

Farmashop también es corresponsal financiero del BROU. A continuación se verá un mapa con el detalle de dónde están ubicadas todas los locales de Abitab, RedPagos, Farmashop, BROU y Bancos Privados actualizada a julio de 2017. Luego del mapa, se verán los sitios web de cada institución mencionada. Se agradece si alguien detecta algún error o desactualización del mapa.


Bancos Oficiales
BANCO DE LA REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY. Cerrito 351.
BANCO HIPOTECARIO DEL URUGUAY. Fernández Crespo 1508.

Bancos Privados
BANCO BANDES URUGUAY S.A. Zabala 1338 .
BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA URUGUAY S.A. 25 De Mayo 401 .
BANCO DE LA NACION ARGENTINA Juan Carlos Gomez 1372 .
BANCO ITAU URUGUAY S.A. Dr. Luis Bonavita 1266.
BANCO SANTANDER S.A. Julio Herrera y Obes 1365.
BANQUE HERITAGE (URUGUAY) S.A. Rincón 530.
CITIBANK N.A. (SUCURSAL URUGUAY) Cerrito 455.
HSBC BANK (URUGUAY) S.A. Zabala 1403.
SCOTIABANK URUGUAY S.A. Misiones 1399.

viernes, 14 de julio de 2017

No dejes que te mientan: reforma laboral en Brasil

En los últimos días Brasil nos sirvió como fuente de noticias del ámbito político que nos han mantenido entretenidos por horas. Los hechos dejan en evidencia algo que me preocupa mucho y es la tendencia que tiene la gente en general de guiarse solamente por los titulares de las noticias, sin molestarse en analizar con cierto grado de profundidad. Muchas veces por haraganería, otras por no disponer del tiempo y los medios, a las personas les bastan los titulares. Los hechos dejan de ser la verdad y ésta es sustituida por la idea que se siembra en la mente de los ciudadanos en base a publicidad masiva de meros epígrafes, muchas veces, fraudulentos.

Es así como el otro día una señora me comenta: “ché, ¡metieron preso a Lula!”. Tuve que explicarle que no, que lo condenaron a prisión pero que para que ésta se haga efectiva requiere una segunda instancia.

Y para quienes estamos algo duchos en las cuestiones políticas, luego de esta noticia, era solo cuestión de sentarse a ver el noticiero y ver lo obvio: por un lado simpatizantes del Frente Amplio y de Lula criticar la condena diciendo que es una artimaña de la derecha conservadora que avanza para tomar revancha de los avances sociales del progresismo y castigar a los pueblos, y por otro lado los no afines al Frente Amplio decir que la justicia es una maravilla.

Ahora, debo reconocer que en el medio de las obviedades surgió una voz que llamó la atención. El secretario general del PIT-CNT Marcelo Abdala hizo declaraciones públicas diciendo que la condena a Lula era parte de “la contraofensiva del imperialismo y las clases dominantes en todo el continente, que quieren realizar un ajuste de cuentas con los pueblos y cortar los avances alcanzados con lucha en estos años”. Bueno, hasta ahí no hay mayores novedades, era lo esperable. El súmmum estuvo en lo que siguió: “Se establece la jornada de doce horas (...) allá plantearon la salvajada de una jornada de doce horas (…). Es una reforma laboral que nos retrotrae al siglo XIX” en referencia a una reforma de las leyes laborales que se aprobó en simultáneo con el escándalo de Lula.

Claro, uno escucha eso y lo primero que piensa es que en Brasil los empleados van a pasar de trabajar 8 horas diarias a trabajar 12 horas diarias, todos los días. Eso es lo que uno piensa si se queda con los titulares, si no investiga un poco más.

Marcelo Abdala y todos los políticos en este país saben que deben elegir rótulos adecuados para insertar una idea en la mente de las masas. De esa manera, eligen expresiones concretas que hagan que la gente crea lo que ellos quieren que crea, aunque eso no sea necesariamente la verdad. Muchas veces, como es este caso, son medias verdades que terminan siendo peor que una mentira.

Lo primero que uno tiene que hacer con los titulares es pasarlos por el tamiz del sentido común. ¿Qué clase de legislador votaría una reforma legal que obligue a sus conciudadanos a trabajar 12 horas por día, todos los días? Solamente un legislador que no quiera ser relecto en las siguientes elecciones, sino no se explica. Miren si un legislador va a votar semejante salvajada (bien ahí, Marcelo, por el adjetivo). Sabe que no lo votan nunca más, y lo que un legislador quiere es ser votado ad eternum. Téngase en cuenta que la votación en el senado fue de 50 contra 26 más una abstención. Así que sin mucha investigación, solo con el sentido común, nos da para poner en duda la afirmación de Abdala, aunque no tanto su afirmación, no tanto lo que textualmente dice, sino lo que quiere expresar. Los mensajes son mucho más que la letra fría, negro sobre blanco. El mensaje siempre va más allá de lo que dice, hasta alcanzar a intuir lo que la gente va a percibir del mensaje.

Decir textualmente que en Brasil “se establece la jornada de doce horas” y que “ese es el proyecto que está en juego en Brasil”, es hacerle creer a la gente que si triunfan los opositores a Lula, los brasileños van a pasar a trabajar 12 horas por día, todos los días. Y eso no es así, por lo tanto, veamos de qué se trata esta reforma. La misma se puede seguir en la web del Senado brasileño haciendo click aquí. El texto, aquí. No voy a abordar todos los puntos de la reforma en homenaje a la brevedad. Pero ahí tienen de dónde descargarse el texto de la ley y al final verán algunas fuentes de las que me informé.

¿Qué se modificó? 

En Brasil hay algo llamado Consolidación de las Leyes de Trabajo (CLT - Consolidação das Leis do Trabalho) que es un conjunto de normas que regulan las relaciones de trabajo. Algunas relaciones de trabajo nunca estuvieron abarcadas en estas normas, por lo tanto, las mismas nunca llegaron a dar cobertura a la totalidad de los trabajadores. Esta reforma introduce la noción de trabajo parcial, intermitente, y teletrabajo, intentando de esa manera incluir a más personas bajo la protección de estas normas.

Se puede clasificar como una reforma modernizadora o regresiva, depende de la óptica por dónde se la mire. Yo no estoy en condiciones de juzgarla porque su estudio me demandaría un tiempo que no tengo, pero al menos algo quise estudiar para no quedarme con esa impresión que me dejó Marcelo Abdala, según la cual, no logro entender como no siguieron de largo y legalizaron el trabajo infantil.

Entre los puntos que para quien suscribe pueden ser negativos, está la eliminación de la ultraactividad de los convenios colectivos. En Uruguay, esta propiedad está amparada en la ley Nº 18.566 de 11 de setiembre de 2009 que establece el “Sistema de Negociación Colectiva”, aunque los sucesivos gobiernos frenteamplistas nunca reconocieron la ultraactividad para los funcionarios públicos, a pesar de que la academia ampliamente opina que les es aplicables, como puede verse en la exposición de motivos de este proyecto de ley.

1.- Jornada Laboral.

Actualmente, la jornada laboral en Brasil está limitada a 8 horas diarias y 44 horas semanales, aceptándose 2 horas extras por día. Con la reforma, se faculta por vía de excepción a las partes a negociar una extensión de la limitación de la jornada a 12 horas, pero manteniéndose el límite de 44 horas.

Por lo tanto, no significa que los trabajadores van a pasar a trabajar 12 horas por día, todos los días. Esta flexibilización de la norma permite, por ejemplo, que los trabajadores acuerden trabajar 4 días por 9 horas y un día por 8 horas, para librar un día a la semana. Por lo general, esto se hace para liberar los sábados, lo que, por otra parte, es algo muy común en Uruguay.

Lo otro que esta nueva norma permite es establecer sí jornadas de 12 horas de trabajo, pero seguidas de 36 horas de descanso ininterrumpidas, siempre con el límite semanal ya dicho.

Esto, en un ejemplo práctico, se traduciría a, por ejemplo, trabajar un lunes de 7 a 19, y reintegrarse a trabajar recién el miércoles a las 7, trabajar hasta las 19 y reintegrarse el viernes a las 7, trabajar hasta las 19, volver a descansar 36 horas para ingresar el domingo a las 7, trabajar 8 hs hasta completar las 44 semanales, y salir a las 15 hs.

Lo destacable de la reforma que aprobó el senado brasileño, sumado a una Medida Provisoria (una suerte de decreto) que emitirá el presidente Temer, es que este tipo de nuevos horarios (que en Brasil ya se lo conoce como “jornada 12x36”) solamente podrá ser aplicado si media un acuerdo colectivo, no individual.

2.- Contratación de trabajadores autónomos

Esto en criollo es cuando se contratan empresas unipersonales. La reforma impide al contratante exigirle exclusividad al contratado. Esto es para evitar que los empleadores eviten tomar trabajadores dependientes pidiéndoles que sean autónomos (empresas unipersonales).

3.- Teletrabajo

La reforma introduce una modalidad nueva de trabajo hasta ahora no contemplada, y es aquella en que se prestan “servicios preponderantemente fuera de las dependencias el empleador con la utilización de tecnologías de la información y comunicación que, por su naturaleza, no se constituyan como trabajo externo”. En el régimen de Teletrabajo (que deberá constar expresamente en el contrato de trabajo) se establece que el comparecimiento ante las dependencias del empleador para realizar actividades específicas que exijan la presencia del empleado en el establecimiento no descaracteriza el régimen de teletrabajo. En este régimen, se exige la constancia expresa en el contrato de trabajo de la modalidad de adquisición y mantenimiento del equipamiento tecnológico y de la infraestructura necesaria, así como el reembolso por otros gastos en los que pudiera incurrir el empleado, sin que esto se considere nunca como parte de la remuneración del empleado. Se responsabiliza al empleador por la seguridad e salud laboral del empleado.

4.- Negociación colectiva.

Hay modificaciones en cuanto a la representatividad de los trabajadores frente a las empresas, pero ninguna de ellas elimina la negociación colectiva. Se elimina la ultraactividad.

5.- Tercerizaciones

Con la nueva reforma, el tercerizado deberá tener las mismas condiciones de trabajo de los efectivos (tomen nota, Piceneté!).

6.- Impuesto sindical

Así como lo lee. En Brasil, la contribución económica al sindicato es obligatoria, una suerte de impuesto. Todos los empleados deben pagar una cuota al sindicato, aunque no quieran estar afiliados al mismo. Este disparate jurídico, dónde la ley te obliga a pagarle a una organización privada aun cuando tu no quieras tener vinculación con ella, es lo que genera la mayor resistencia en los movimientos sindicales y de izquierda en Brasil y su consecuente reacción en sus pares latinoamericanos. Esta restauración de una situación anterior dónde la sindicalización era voluntaria va a conllevar el hecho de que mucho flujo de dinero que iba a los sindicatos brasileños directamente se corte, debilitando a los mismos y por tanto, a su capacidad de hacer campaña por el PT. Esto es lo que más les duele. Ahora se termina la expoliación legal que los sindicatos en Brasil hacían sobre la totalidad de los trabajadores amparados por las normas laborales.

Luego, algunas consideraciones varias.

  • No se considera tiempo de trabajo el tiempo que el trabajador emplea en ir y volver al trabajo, por no estar durante ese tiempo a disposición del empleador. 
  • Se considera régimen part-time cuando no se superen 30 horas por semana y sin posibilidad de hacer horas extras, o si no se superan las 26 horas semanales con posibilidad de hacer hasta 6 horas extras. Si el régimen es menor a 26 horas semanales, las horas suplementarias pueden llegar hasta 6 semanales, pero no consideradas extras. 
  • En los regímenes de part-time, se puede convertir hasta un tercio de las licencias en abono pecuniario. 
  • Se establece que las horas extras serán abonadas, como mínimo, con un incremento del 50%. 
  • Se establecen modificaciones al régimen de fraccionamiento de las licencias. En Brasil la licencia reglamentaria es de 30 días, y a partir de la reforma se pueden fraccionar en tres períodos, uno de ello son menor a 14 días, y los otros no menores a 5. No se pueden dar inicio a períodos de licencia dos días antes de feriados o del día de reposo semanal remunerado. 
  • No se consideran como período extraordinario o que excede la jornada de trabajo las actividades que el empleado por elección propia realice dentro de las instalaciones de la empresa, tales como descanso, estudio, alimentación, interacción entre colegas, higiene personal y cambio de uniforme. 
  • Se establece el principio de igual tarea, igual remuneración. 

Fuentes: 

http://g1.globo.com/economia/noticia/reforma-trabalhista-e-aprovada-no-senado-confira-o-que-muda-na-lei.ghtml

http://g1.globo.com/politica/noticia/temer-sanciona-texto-da-reforma-trabalhista-em-solenidade-no-planalto.ghtml 

http://g1.globo.com/economia/noticia/reforma-trabalhista-e-publicada-no-diario-oficial-da-uniao.ghtml 

https://oglobo.globo.com/economia/planalto-nao-cede-pressao-da-camara-sobre-reforma-trabalhista-21589740 

https://oglobo.globo.com/economia/cercado-de-ministros-temer-sanciona-lei-da-reforma-trabalhista-21587695 

https://www.youtube.com/watch?v=3hHpmmToGy8 

http://noblat.oglobo.globo.com/editoriais/noticia/2017/07/reforma-trabalhista-incentiva-o-emprego-formal.html

jueves, 6 de julio de 2017

Los cristianos somos conservadores

Los cristianos creemos que somos criaturas de Dios: fuimos hechos por Él.
La idea de Dios y sus normas no son construcción humana. Creemos que Dios nos creó y se nos reveló, y dicha revelación es la que ha quedado recogida en los textos sagrados que han sido recopilados en La Biblia. Cualquier otro texto, por antiguo que sea, y sin importar su origen, que se contradiga con La Biblia, no será considerado por nosotros como de inspiración divina.
Hebreos 1:1-2: "DIOS, habiendo hablado muchas veces y en muchas maneras en otro tiempo á los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo"
Como criaturas que somos, creemos que Nuestro Creador tiene algo para decirnos acerca de la verdad de nosotros y del mundo que nos rodea. Él nos creó y, por tanto, nos conoce mejor que nosotros a nosotros mismo.
Salmos 100:3: "Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos"
Reconocer que Dios existe es reconocer que Él nos hizo. Si nos hizo, sabe para qué nos hizo, para qué propósito estamos en este mundo, y sabe para qué cosa nos diseñó. Cada cosa que hizo en nuestra vida lo hizo con un propósito; no hizo nada al azar.
Entre las cosas que Nuestro Creador tiene para decirnos, está un código de normas morales mediante las cuales debemos conducir nuestra vida, ya que según Él, eso es para nuestro bien.
No podemos adorar a otro Dios, ni venerar objetos materiales, o tomar el nombre de Dios en vano. Debemos descansar un día a la semana y respetar a los padres. No podemos robar, matar, adulterar, calumniar ni codiciar lo que no es nuestro.
Este código de normas morales ha sido así desde la creación, lo es hoy, y lo seguirá siendo. En ese sentido tenemos que ser claros: nuestro código de normas no se puede modificar, porque no es invento nuestro, sino que nos fue dado por Dios. Es decir, en cuanto a estos aspectos, el cristianismo es esencialmente conservador. Dígase claramente: NO SOMOS PROGRESISTAS en el campo de las ideas morales. ¿Por qué? Por lo dicho: no es una construcción nuestra, nos vino dado. Si Dios no lo cambia, nosotros no lo podemos cambiar. Y Dios no cambia.
Cuando Dios hizo a la humanidad, varón y hembra los creó para que dejando el hombre a su padre y madre, se una a su mujer y sean una sola carne. El diseño de la institución familiar de Dios es clara y no da a lugar a más de una interpretación: la familia es esa institución creada por un hombre y una mujer que han resuelto unir sus vidas con el propósito de ser fructíferos y reproducirse.
Cuando Dios hace al hombre ve que sólo no va a poder cumplir su propósito. Por eso decide hacerle una ayuda idónea. El término "ayuda idónea" ha dado a lugar a interpretaciones tan erróneas como malintencionadas. No es un ayudante lo que Dios hizo cuando hizo a la mujer. Lo que Dios hizo fue el complemento sin el cual el hombre sería absolutamente incapaz de cumplir con su propósito.
Es más, la materia prima de la que está hecho el hombre es el polvo de la tierra, mientras que la mujer es hecha la costilla del hombre. El hombre parte de lo inorgánico, la mujer parte de una pieza orgánica. Es mejor la materia prima de la mujer que la del hombre.
La mujer es superior al hombre, sin dudas. Por eso, la serpiente busca engañar a la mujer para hacer caer al hombre, ya que al revés no hubiera resultado: el hombre no hubiera sido capaz de hacer caer a la mujer.
Y es ahí, cuando Dios hace a la mujer, que crea el concepto de sexualidad. De hecho, si fuera solo por el hombre, no hay sentido para el concepto de sexualidad: es solo hombre. Pero Dios hace un ser distinto y complementario, y crea la idea de sexualidad. Podría haber hecho a otro hombre para que fuera la ayuda idónea del primer hombre, pero no. No hizo a un compañero, a un amigo, a un ayudante, a un cadete. Hizo a un ser nuevo, diferente, complementario y, entre otras cosas, lo hizo con los genitales complementarios a los del hombre. ¿Con qué objeto?
Dios dice: "no es bueno que el hombre esté solo". La presencia de la mujer viene a llenar una necesidad primordial: la de la compañía. La sexualidad tiene, por ende, como principal objetivo el factor unitivo. Viene a unir, a fortalecer y consolidar el vínculo matrimonial.
Luego Dios bendice a la pareja y les dice: "sean fructíferos y multiplíquense". El mismo instrumento que Dios les dio para unirse, es el que les va a permitir reproducirse.
La unión física se logra cuando se concreta el coito pene-vagina, que es como naturalmente fue diseñado. De hecho, la vagina tiene una arquitectura muscular adecuada para el coito y el parto, no así un esfínter. Los genitales masculinos y femeninos son complementarios entre ellos, y no unos consigo mismos. De hecho, naturalmente dos hombres o dos mujeres no pueden reproducirse. Todas son evidencias de cómo Dios diseñó las cosas, y para qué las diseñó así.
El diseño de Dios para la familia, por tanto, es claro. Y el ejercicio de la sexualidad también. Cualquier otro ejercicio cae fuera del diseño divino, y esto abarca desde el sexo en una pareja heterosexual no casada, hasta el sexo homosexual. Ni que hablar el sexo entre más de dos personas.
Estas normas de conducta en cuanto a lo sexual, nuevamente, no son construcción humana, sino que son dadas por el Creador. Él es Dios, sabe más que nosotros, y sabe porqué nos creó de la manera que nos creó, y sabe qué es lo mejor para nosotros.
Ahora, esto es válido para aquellas personas que reconocen a Dios como Creador y que se reconocen a sí mismas como criaturas de este ser superior. Y dicho reconocimiento necesariamente tiene que ser el fruto de una decisión personal y libre. Quienes no reconocen que hay un Creador han desarrollado sus propias ideas que son muy respetables, aunque no podemos compartirlas.
Dios crea al hombre y le otorga el libre albedrío, es decir, la libertad de elegir. A Dios no le sirve que una persona le siga porque no tiene otra opción. De hecho, cuando crea a Adán y Eva les muestra el jardín que les había hecho y les dice: "todo esto lo hice para ustedes, porque los amo. No se alejen de mi". Pero, ¿cómo sería posible para el hombre rechazar a Dios, o alejarse de Él? Dios necesitaba asegurarse de que hubiese una vía para rechazarlo, a efectos de que la adhesión del hombre sea realmente una decisión voluntaria y no la consecuencia de la falta de alternativas. Para eso pone el árbol de la ciencia del bien y el mal.
Así como Adán y Eva decidieron rechazar a Dios, de la misma manera nosotros tenemos la opción: o nos acercamos a Nuestro Creador, o le rechazamos. La decisión es nuestra y debe respetarse.

"(...) os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, (...)".
Deuteronomio 30:19 
Para quienes hemos resuelto adherir a Nuestro Creador, adoptamos sus normas libre y voluntariamente. Si tal adhesión no es libre y voluntaria, si no es el fruto de la conclusión de un proceso de análisis y examen, no es genuino; no tiene validez. Por tanto, siempre en el marco del respeto a los demás por sus decisiones libres y voluntarias, no podemos cambiar nuestras normas (porque, repito, no son nuestras, son de Él) ni tampoco podemos promover normas contrarias.
Como corolario de lo anterior, es absolutamente dable esperar que hayan hombres que, revelándose contra su condición de criaturas y negando la existencia del Creador, no hayan querido aceptar este código de normas dado por la Divinidad, sino que han querido construir el suyo propio.
¿Cuál es el problema? Ninguno. Las sociedades, a lo largo de la historia, han construido sus propios códigos de normas recogiendo lo que para la sociedad son actitudes aceptables e inaceptables, de acuerdo a cada momento histórico. Como toda construcción humana, es pasible de revisaciones y adaptaciones. En la medida en que las sociedades van adaptando nuevas costumbres, valores, y conductas, van modificando sus códigos de normas para contemplarlas.
De hecho, cuando Friedrich Nietzsche parte de la base de que Dios está muerto, propone que no muere solo, sino que con su muerte se muere todo lo creado por Él, en especial, su cuerpo de normas (no demuestra que Dios está muerto, lo asume como cierto. No argumenta a favor del ateísmo, sino desde el ateísmo. De hecho, luego hace la aclaracion de que no es que Dios haya muerto, sino que nunca existió).
Así que con Dios muerto, nada define quién soy, así que esa es tarea para nosotros. La muerte de Dios nos hace libres de convertirnos nosotros mismos en dioses. Esa suerte de liberación de las normas morales que Dios nos imponía debería conducirnos, según Nietzsche, a la felicidad, ya que somos libres de vivir como nos plazca, es decir, según el conjunto de reglas que nosotros nos hemos creado para nosotros mismos.
En este punto, el lector me disculpará si hago un paréntesis para introducir una pequeña e inocente falacia ad hominen: el testimonio de vida de Nietzsche no parece confirmar sus ideas: sobre el final de su vida sufrió un colapso mental que lo condujo a la demencia y vivió en la locura sus últimos 10 años de vida.
No hay nada de malo en que una sociedad como la uruguaya haya recogido en su normativa un aspecto de la vida de las personas que está ampliamente aceptado, como lo es el matrimonio igualitario. No veo nada de malo en eso, porque como lo expresé, los códigos de conductas de una sociedad suelen ser revisados y ser actualizados para acompasarse a los usos y costumbres vigentes.
Lo que no puede pretenderse es que los cristianos promovamos estas conductas que son claramente contrarias a nuestro código. Respetamos las decisiones libres y voluntarias de todos los seres humanos, pero en aquellas decisiones que no compartimos, no se puede pretender que, además, las tengamos que promover. Por lo tanto, es el corolario más lógico que un parlamentario cristiano vote en contra de la ley de matrimonio igualitario, ya que es su deber expresar con su voto cuál es su pensamiento, y representar en esa acción a sus electores. De la misma manera, es lo más esperable que un político de convicciones cristianas se exprese de forma desfavorable a estas nuevas normas, y que haga público su deseo de que algún día las mismas se revisen.
¿Acaso esto debe ser tomado como que los cristianos estamos en contra de las personas homosexuales? De ninguna manera. Nosotros nunca estamos en contra de personas. Nosotros nada más no compartimos determinadas conductas, pero nunca estamos en contra de personas.
¿Qué ocurre si un homosexual se acerca a una iglesia? Voy a responder con un ejemplo distinto al que me plantea la pregunta. Supongamos que a una iglesia concurre un hombre cisgénero heterosexual casado pero alto mujeriego, con tal suerte que mujer que se le cruza, se le acuesta. Esa persona se va a acercar a la iglesia y lo que nosotros le vamos a enseñar es lo que enseña la Biblia: mire, hermano, Dios no lo hizo para que usted se ande acostando con cuanta mujer se le cruce, sino que Dios lo hizo para que usted elija una mujer y se acueste sólo con esa y forme (y conserve) su familia. Ante este planteo (el único planteo que podemos hacer) el hombre podrá responder de dos maneras:
1.-reconoce que efectivamente necesita cambiar su conducta para, de esa manera, reconocer a Dios. Libre y voluntariamente, decide que quiere que su vida se rija por las normas de Dios, porque lo considera Su Creador. Ante eso, la iglesia le ayudará a que logre su deseo de cambiar su conducta (y le dé un poco de respiro a las mujeres del barrio).
2.- rechaza el planteo apoyado en la razón de que quiere disfrutar la vida y las mujeres mientras pueda. Pues bien, en ese caso, ha hecho su elección, será lo más feliz que pueda. Por acá, amigos como siempre.
¿En caso de que decida rechazar la opción de cambiar y adecuar su conducta, se le prohíbe el acercamiento a la iglesia? De ninguna manera, pero se nos hace que el pobre hombre se va a sentir un pelín incómodo concurriendo asiduamente a un lugar dónde se enseña que lo que él hace está mal.
Ahora sí podemos ir al caso del homosexual. Si una persona homosexual se acerca a una iglesia, es deber de una iglesia enseñarle que Dios no lo hizo para que se acueste con una persona que comparta su mismo sexo biológico, sino para que forme una familia con una persona del otro sexo biológico. Ante eso, esta persona tendrá las mismas dos opciones que en el caso anterior. 
La eventual decisión de un homosexual de querer dejar esa conducta, como todas las decisiones de esta índole, si es tomada libre y voluntariamente, podrá contar con la ayuda de una comunidad cristiana para poder llevarse a cabo. Y como todo cambio de conductas, llevará su proceso. Fácil sería cambiar la conducta de una persona metiéndola en un cuartito y haciéndole un par de rituales.
¿Es la homosexualidad una enfermedad? Qué se yo. Si bien hasta hace 45 años atrás era considerada una parafilia, yo cara de médico no tengo para andar catalogando las cosas como enfermedad o no. Sí se puede afirmar que es una conducta que se sale de los parámetros de las normas cristianas. Y por eso mismo, en términos más generales, me inclino a pensar que un comportamiento socialmente anómalo (en este caso desde el punto de vista religioso) que puede generar conflicto entre el individuo y la sociedad, no parece que pueda ser considerado un trastorno mental, salvo que esté relacionado con alguna disfunción del individuo.
Como sea, no tiene nada de malo que una persona quiera, libre y voluntariamente, cambiar una conducta, ¿o sí?
¿No puede Dios aceptar que dos personas se amen, aunque sean del mismo sexo? Por supuesto que puede aceptar que se amen. Nada más que no se acuesten juntos.
A lo largo de la historia, las distintas expresiones religiosas vinculadas al cristianismo han evolucionado en un montón de aspectos, pero nunca en cuánto al código de conducta moral. Podemos estar abiertos a ser progresistas en cualquier ámbito, pero menos en el de la moral. Y esto es un mensaje especialmente dedicado para las personas que se definen como cristianas y que coquetean políticamente con la izquierda.
Las izquierdas políticas son organizaciones esencialmente progresistas, en el sentido de que están todo el tiempo analizando cómo pueden hacer evolucionar la sociedad y sus leyes hacia nuevos modelos que sean el fruto de una construcción colectiva que, como tal, será cambiante y evolucionante en la medida en que pasa el tiempo. La izquierda no se conforma con que un modelo permanezca mucho tiempo por inercia (statu quo) o por resistencia de grupos interesados. En ese sentido, el campo de las modificaciones a promover incluye la moral.
Nosotros los cristianos tenemos que ser claros en esto: no somos progresistas en términos de las normas morales, sino conservadores. Y como entendemos que la mejor sociedad en la que se puede vivir es una sociedad que adopta las normas de nuestra moral, trabajamos y promovemos ese fin. Por tanto, si alguien nos señala indicando nuestro carácter conservador y nuestra pretensión de restaurar las normas a su estado anterior (cuando estaban más acordes a las normas divinas), tiene razón, y no hay porque avergonzarse de tal señalamiento. En el plano de las normas morales somos conservadores y restauradores. Si ser conservador y tener pretensiones restauradoras es lo que se etiqueta con el rótulo de derecha, pues que cada uno sea feliz rotulándonos como más le plazca. ¿Puede, entonces, un individuo con profundas convicciones cristianas conformar un grupo político con un partido de izquierda? (¡Hola PDC!).
Desde la izquierda se está continuamente analizando y cuestionando todo paradigma para revaluarlo y adaptarlo a los usos y costumbres de la sociedad o a un nuevo paradigma que se entiende que promoverá el desarrollo de la misma. Es por eso que desde la izquierda han surgido siempre las ideas de contemplar en la legislación civil las formas en que las personas se vinculan, y en el primer período de gobierno del Frente Amplio apareció la "unión concubinaria" (Ley 18.246 del 27 de diciembre de 2007), y más acá en el tiempo, el matrimonio igualitario (ley 19.075 y 19.119 de agosto 2013). En suma, es la izquierda la que está siempre cambiando, adaptándose, puesto que la izquierda cree en la construcción colectiva de todo, y de las normas morales también.
Cree en la construcción colectiva de todo y en el cambio constante y en la búsqueda de mejores paradigmas para la sociedad, pero no lo aplica en todo. En materia económica es especialmente conservadora. Para muestra de ello, cabe señalar que en 12 años de gobierno frenteamplista, el presupuesto nacional sigue quedando acotado al superavit primario. Esto es lo que todos los gobiernos de todos los signos han hecho (y por lo visto seguirán haciendo) siempre. El superavit primario es el dinero que sobra luego de que a los ingresos del Estado se le restan los servicios de deuda. Es decir, el Estado primero asegura el pago a los acreedores, y recién con lo que le sobra planifica cómo atiende seguridad social, salud, educación, seguridad, etc.
Ustedes lo ven. La discusión es siempre acerca de los recursos limitados para esas áreas, pero nunca usted va a ver un anuncio o referencia del gobierno de que la plata no alcanza para pagar los servicios de deuda. Para eso siempre hay. Es la prioridad. Ha sido siempre así. Son conservadores.
Aquel discurso del Cr. Astori en recordada entrevista al programa Prioridad en el año 1989 (con los periodistas Barret Puig y Omar Defeo) en el que señalaba que en cuanto al manejo de la deuda externa había que tomar decisiones más soberanas, ha quedado solo en eso. En discurso.
El lector me permitirá una segunda disgreción para agregar entre paréntesis un fragmento del discurso de Wilson Ferreira de fecha 10 de setiembre de 1985, con motivo del homenaje al general Aparicio Saravia en Santa Clara del Olimar: "(...) así como los individuos tienen mínimos por debajo de los cuales no se les puede detraer un centésimo, porque por debajo de ello no pueden vivir, es un mínimo vital, es lo mínimo que necesita una familia para sobrevivir, nuestro país no vive sin menos de 800 u 850 millones de dólares. Y entonces nosotros decimos que el Uruguay tiene que tener la dignidad de afirmar que por debajo de eso no pagamos nada. Nosotros no estamos dispuestos a pagar un solo centavo de lo que el país necesita indispensablemente para sobrevivir. Fíjense que aquí está encerrado un poco el problema mismo, porque estamos diciendo a los acreedores: <<Señores, si quieren cobrar, compren, si quieren cobrar, no cierren sus fronteras a los productos uruguayos, si quieren cobrar cesen su absurdo proteccionismo>>". (Fuente: Biografía de Wilson: Una comunidad espiritual. Carlos Luppi. Editorial Sudamericana, 2008. Págs. 359-360). Lástima que no tuvimos oportunidad de ver si Wilson hubiera cumplido.
Retomando, y para finalizar. Queda claro que no hay comunidad política que sea puramente de izquierda o de derecha. El Frente Amplio ha demostrado ser muy de izquierda para unas cosas y muy conservador para otras. De la misma manera, no debe haber prurito en reconocer que los cristianos somos conservadores en cuanto a las normas de conducta, pero estamos absolutamente abiertos a ser progresistas en cualquier otro aspecto.
En este sentido, no parece lógico que personas con convicción cristiana acumulen fuerzas (léase votos) con grupos políticos que tienen como fin la revisación y el cambio de cosas que para nosotros son sagradas e inmutables.
Recientemente, en entrevista con el semanario Brecha (cuya reproducción parcial puede leerse aquí) el Dr. Álvaro Vázquez Delgado, hijo del presidente y reconocido católico, se expresó en un sentido que hizo saltar la térmica a toda la izquierda nacional. Sus declaraciones señalando su postura acerca de los temas que están en debate y que integran la llamada "Nueva Agenda de Derechos" hicieron reaccionar hasta a su propio partido, el Partido Demócrata Cristiano, que emitió la siguiente declaración vía Twitter:

Fuente: https://twitter.com/PDC808UY/status/880831097973739520
Más tarde, por si a alguno le quedaba alguna duda, el presidente del PDC, Jorge Rodríguez, dijo que su partido asume una perspectiva humanística de la política.
Mientras que el humanismo es una doctrina que tiene como centro al hombre, el cristianismo es una doctrina que tiene como centro a Dios. En algún punto se tiene que dar el conflicto, y en este caso es evidente. Habría que discutir hasta dónde parece razonable acumular políticamente con una fuerza política que en lo fundamental pretende dirigirse en sentido contrario a nuestros postualdos.
Creemos que Dios se reveló a los hombres mediante las sagradas escrituras y que Dios es inmutable. No cambia, y por ende, nosotros no podemos (por mucho que quisieramos contemplar a todos) cambiar los mandamientos y los diseños de Dios. El modelo de familia y la sexualidad, para el cristiano, es uno y solo uno.
Cualquier doctrina que tome la base del cristianismo y la modifique en algún punto, ya no será cristianismo. Será alguna otra cosa nueva, muy respetable como todas las corrientes de pensamiento, pero no será cristianismo. Predicarán a un dios, pero que no es Nuestro Dios, sino uno distinto, producto de la construcción de un colectivo, muy respetable y que lo hace con todo su derecho.
Reitero, son muy respetables todas las doctrinas y las formas de pensar, pero los cristianos tenemos claras indicaciones, de las que no podemos salirnos.
"Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracias de Cristo, para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Mas aun si nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema. Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema".
Gálatas 1:6-9
No es que tengamos mala voluntad, o que no aceptemos a las personas tal como son. De hecho, sí aceptamos a cada uno tal como es. El tema es que nosotros nos concebimos a nosotros mismos como criaturas de un Creador. Por lo tanto, no construimos nuestras normas, las hemos recibido. Al que no le guste las normas, vaya y arréglese con el que las hizo. Nosotros simplemente las aceptamos, las promovemos y hacemos nuestro mayor esfuerzo por honrarlas (y siempre le erramos en alguna, porque si hay algo que nos iguala a todos es el pecado).

martes, 4 de julio de 2017

¿De qué sirven los guardas de ómnibus? Una mirada acerca de la automatización de los puestos de trabajo.

Si hace un mes atrás alguien me preguntaba acerca de la eliminación del puesto de guarda en los ómnibus, manifestaría mi acuerdo sin más razonamiento, en base a la tendencia de sustituir puestos de trabajo por tecnología. La experiencia nos muestra que efectivamente, los guardas son cada vez más un paisaje del pasado y que muchas unidades del transporte público se las arreglan con un solo chófer cobrador.

Pero hace un mes atrás ocurrió un hecho que me llamó a la reflexión. Un hombre de edad avanzada que caminaba por la acera de la calle Gral. Urquiza, al cruzar en la esquina de Mariano Moreno correctamente habilitado por el semáforo, fue embestido por un ómnibus que transitaba por la calzada de la calle Gral. Urquiza y que giró a su izquierda en Mariano Moreno. La escena fue captada por la cámara de seguridad de una casa ubicada en dicha esquina y las imágenes llegaron al WhatsApp de todos en cuestión de horas.

¿Qué hacía ese ómnibus yendo por la calle Gral. Urquiza cuando su recorrido habitual es por Av. Ocho de Octubre? Casualmente, y como parte de este combo fatal que terminó con la vida del inocente anciano, otro ómnibus protagonizó un accidente tránsito sobre la Av. Ocho de Octubre que obligó a desviar. Si ese accidente no hubiese ocurrido, el ómnibus no desviaba su recorrido habitual, y el anciano no habría sido atropellado.

Esto ocurrió a 500 metros de mi casa, en una esquina que transito a diario. Ese anciano pude ser yo.

Me puse a reflexionar acerca del conductor del ómnibus, mientras todo el mundo se escandalizaba porque fue procesado sin prisión y pedían su cabeza para calmar la furia del dios “alarma pública”. Viajo en ómnibus todos los días y veo las condiciones en qué los choferes trabajan. Conozco el hostigamiento de un público por lo general ordinario. Fui testigo cuando tres inadaptados que, actuando visiblemente bajo los efectos de estupefacientes, pretendieron abordar desde una esquina, fuera de la parada, y al no lograrlo, apedrearon la unidad. Estoy al tanto de que el personal de un ómnibus es apremiado por las autoridades por cumplir su función en un determinado tiempo so pena de sanciones, al tiempo que es acechado por violentos que no dudan en descargar sobre el vehículo su frustración, mientras. Están obligados a conducir un vehículo de gran porte simultáneamente con la tarea de cobrar boleto, contar dinero, responder dudas de los pasajeros, y lidiar con el tránsito denso de la ciudad.

Una mínima distracción puede costarle la vida a alguien.

Y así ocurrió.

Y pude ser yo.

Ahora, imagino al conductor de este ómnibus, yendo por un recorrido no habitual, respondiendo dudas de los pasajeros acerca de dónde iría a hacer las paradas durante el desvío, alguna queja, etc.

¿Dónde habría quedado el “prohibido hablar con el conductor”?

El tránsito en Montevideo es una experiencia por demás caótica. Mueren entre 400 y 500 uruguayos por año involucrados en siniestros de tránsito. Las autoridades ponen especial énfasis en que los conductores se concentren exclusivamente en la conducción, que no den lugar a distracciones como atender un celular, etc. Incluso se hace hincapié en que los choferes de vehículos de carga no participen de la carga y descarga de materiales, ya que el agotamiento físico atenta contra una conducción segura. Pero curiosamente, las mismas autoridades impulsan las transformaciones que conducirán a que el conductor de un vehículo automotor de enorme porte (que transporte unas 40 personas promedio) sí pueda distraer su conducción emitiendo boletos, cobrando, atendiendo dudas de los clientes, recibiendo quejas, etc.

La contradicción entre las exigencias a los conductores en general y los choferes de ómnibus parece sacada de un mal chiste. Mientras que a los primeros se les exige dedicación exclusiva a la conducción, a los segundos se les prohíbe la dedicación exclusiva a la conducción.

Esto me ha llevado a replantearme la duda acerca de la vigencia del guarda de ómnibus y estoy cada vez más acercándome a pensar que son necesarios, aun cuando la tecnología avance. Debemos hacer que el conductor se dedique únicamente a conducir, y disponer de una persona que se dedique a atender al usuario, a efectos de que esa tarea no distraiga al conductor.

Reflexionando acerca del accidente que describí más arriba, conjuntamente con la tendencia a sustituir la mano de obra del guarda por la tecnología, he concluido que, de pronto, en este tema, si profundizamos la tendencia, vamos a exponernos a todos a mayores riesgos. A los obreros del volante, por un aumento en sus “distracciones” a la hora de manejar y el consecuente estrés asociado a todo ello. A los que vamos arriba del ómnibus. A los que somos transeúntes, y en general, a todos los que participamos del tránsito de una manera u otra.

Como siempre, las reformas parecen hechas por burócratas que, en este caso, hace rato que no se suben a un ómnibus con frecuencia diaria, ni viven lo que vivimos los usuarios, ni se exponen a nuestros riesgos.

Estoy convencido de que el progreso y el avance de la tecnología le proveen al sistema de transporte público un amplio margen de acción para lograr eficiencias, sin necesidad de eliminar el puesto de trabajo de guarda. Es decir, no creo que la eliminación de los guardas sea el paso indispensable a dar para bajar el precio del boleto. Ahora, si las autoridades, que son quienes tienen el sartén por el mango y manejan la información necesaria para la toma de decisiones, nos dicen que la eliminación del puesto de guarda es la única vía de bajar el precio del boleto, yo les digo: primero, que no les creo, y segundo, que prefiero pagar $35 el boleto y andar tranquilo, sabiendo que las unidades están siendo adecuadamente conducidas y que las condiciones están dadas para la seguridad de todos, que pagar $25 el boleto siendo consciente de la carga de estrés que recae sobre el único empleado a cargo de la unidad que me transporta, y que esto será una bomba de tiempo que cuando reviente, va a generar grande estrago. 

¿Hemos discutido suficientemente el futuro del transporte público? ¿Estamos seguros de cómo será el transporte cuando solo haya conductor? ¿Tenemos todo previsto o simplemente estamos eliminando al guarda para achicar costos? Si las consecuencias de tomar decisiones sin el adecuado nivel de análisis resultaran negativas, luego no vale escudarse tras el clásico “con el diario del lunes…” ya que lo que estoy proponiendo en este artículo es que discutamos el tema a efectos de que escribamos la noticia que saldrá el lunes.

Me parece oportuna la situación para reflexionar en términos más amplios, ya que esta discusión acerca de la eliminación del puesto de guarda en los ómnibus se engloba dentro de una discusión más general: la de la aplicación de automatismos en sustitución de la mano de obra humana. Hoy en día hay tecnología que puede desplazar algunas funciones del guarda, pero no todas. No hay aun máquina capaz de atender al usuario del sistema, responderle dudas, mantener el orden, brindar información, todo esto sin perturbar la atención del conductor. Entonces, el planteo radica en analizar si resulta viable eliminar un puesto de trabajo humano con todas las funciones que tiene, y sustituirlo por tecnología que sustituye apenas algunas de sus funciones.

Y la oportunidad es propicia para plantear algunas interrogantes en cuanto a la aplicación de automatismos en la conducción de vehículos.

Los autos de conducción autónoma son una realidad, más allá de prototipos. Pero en la medida en que este progreso va avanzando, van surgiendo interrogantes para ir resolviendo.

Una de ellas tiene que ver con lo que la revista del reconocido Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) Technology Review bautizó como un dilema ético de moral algorítmica imposible de responder. El ser humano toma decisiones en base a información que recoge. Esas decisiones son paulatinamente sustituidas por una máquina, que recopila la misma información que el ser humano, toma decisiones según fue programada, y las ejecuta. Ejemplo de esto en la industria automotriz es el control de crucero inteligente: mantiene el vehículo siempre a la misma velocidad, pero detecta si te estás acercando demasiado al vehículo que tienes enfrente en la ruta y reduce la velocidad para mantener la distancia adecuada. El mismo vehículo capta información con sus sensores y al detectar un vehículo delante a una distancia igual o menor a la preestablecida en su sistema, toma la decisión y reduce la velocidad del coche. Es un ejemplo entre muchos en los que la tecnología aplicada a la conducción te permite sencillamente estar sentado detrás del volante mientras una computadora conduce.

Ahora, el MIT nos propone el siguiente dilema: ¿cómo debería programarse un auto para actuar en caso de un inevitable accidente? ¿Debería reducir la posibilidad de pérdidas de vida, aun a costa de sacrificar la de sus ocupantes, o debería proteger a sus ocupantes a cualquier costo? ¿O debe elegir aleatoriamente entre esos dos extremos?

El planteo concreto es el siguiente: eres el propietario de un vehículo que se maneja solo. Un día, mientras conduces, un desafortunado conjunto de eventos hace que el coche se dirija hacia un conjunto de 10 personas cruzando la calle. No puede detenerse a tiempo, pero puede evitar matar a 10 personas girando la dirección y desviándose, colisionando contra una pared, a consecuencia de lo cual mataría al ocupante del vehículo, en este caso, tu. ¿Qué debería hacer el auto? ¿Qué harías tu si el auto fuera convencional y tuvieses el 100% del control del mismo?

Las preguntas para este tipo de dilemas son varias y variadas. Una de las opciones podría ser que se programe el auto para minimizar la cantidad de vidas perdidas. En este caso específico, el auto decidiría sacrificar a sus ocupantes ya que es preferible que se pierda una vida y no diez.

La respuesta a estas preguntas son importantes para el futuro de los autos autónomos ya que, ¿quién compraría un auto programado para sacrificar a su dueño?

Ahora, si pocas personas en total están dispuestas a comprarse un auto que los terminaría sacrificando, los autos autónomos serían pocos, y entonces más personas podrían morir si tenemos en cuenta los autos comunes protagonizan muchos más accidentes en total. Se genera un círculo sin salida.

La discusión se puede diversificar. ¿Si la cantidad de peatones a salvar es igual a los ocupantes del vehículo (supongamos cuatro ocupantes y cuatro peatones)? En este caso, si una colisión es inevitable, ¿a quién se sacrifica?

Un auto autónomo podría estar programado para desviarse y evitar colisionar un motociclista, aun a costa de dar el auto contra una pared, teniendo en cuenta que la probabilidad de sobrevivir es mayor para el ocupante de un auto que para el motociclista. Pero, ¿si en el auto hay un niño?

¿Se imaginan a los fabricantes de los autos autónomos ofreciendo distintas configuraciones de algoritmos para reaccionar de distinta manera ante diferentes situaciones, a efectos de que el propietario elija la configuración a aplicar? ¿A quién le asignaríamos las culpas: al fabricante o al dueño?

Se podría decir que si los peatones están cruzando en un cruce habilitado, el auto no debería tener inconvenientes para frenar a tiempo. O que si los peatones no están cruzando en un cruce habilitado, lo lamentamos por ellos. O la siguiente: miren si es un grupo de 10 suicidas que buscan ser atropellados y por obra de los algoritmos terminan “asesinando” a los ocupantes del vehículo que por salvarlos, se termina dando contra una pared.

¿Realmente morirían los 10 si son chocados?

Considerando el elevado número de accidentes de tránsito fatales que se deben a errores humanos, ¿es ético retrasar la incorporación de la tecnología que evitaría muchos de estos accidentes por no tener resuelto aún algunos casos muy excepcionales?

Si bien no existen respuestas correctas o incorrectas a estas interrogantes, las respuestas que demos como sociedad van a definir cuánto avanzan y se incorporan los automatismos a la vida, específicamente en este caso, a la conducción. Ahora, las respuestas surgirán si nos hacemos las preguntas, y las preguntas hay que hacerlas en lo posible, antes de ir incorporando los cambios, si no queremos que las consecuencias nos sorprendan.

Probablemente no nos imaginamos que filosofar tenga que ser parte del desarrollo tecnológico, pero es exactamente lo que hay que hacer. ¿Acaso estamos discutiendo las implicancias éticas de la tecnología que se está desarrollando? ¿Es ético querer ahorrarnos costos eliminando los guardas de los ómnibus si esto significare un aumento de los riesgos de vida de los ciudadanos? Cuando alguien espeta alegremente un “los guardas ya no tienen sentido”, ¿es una afirmación panfletaria o tiene fundamento? ¿Se han considerado todas las posibles derivaciones de tal acción?

Uno de los vehículos que tiene funciones autónomas incorporadas son los vehículos de la marca TESLA, que se propulsan eléctricamente y que son altamente computarizados. Tienen una función llamada Autopilot que si bien el fabricante aclara que no es conducción autónoma, en los hechos funciona muy bien. Con la función activada, el auto lee las líneas en la calzada para determinar los carrilles, lee las señales de tránsito para saber la velocidad máxima, se guía por GPS, mide la distancia con los vehículos circundantes y detecta obstáculos. Es una funcionalidad en desarrollo pero numerosos videos en Youtube nos muestran que sus usuarios están forzando al sistema más allá de sus capacidades.
Un estudio que realizó experimentos con simuladores mostró que, dependiendo en lo que el conductor esté haciendo y lo que esté ocurriendo alrededor, puede requerirse hasta ocho segundos para que un conductor recupere el total control del vehículo que se venía manejando solo.

La automatización es lo que se viene y resulta indispensable que la discutamos, que analicemos sus pro y sus contras pero desde una perspectiva más profunda que la del mero costo-beneficio financiero, sino contemplando una perspectiva más humana.


Mientras no me convenzan de lo contrario: larga vida a los guarda de ómnibus.

Sobre el final del presente, dejo links de artículos relacionados. 

http://www.cromo.com.uy/alemania-aprueba-el-primer-codigo-etico-vehiculos-autonomos-n1109950