Transcripción y traducción de algunos tramos del sermón “The God Who Exceeds Expectations” del Pr. Joel Osteen.
Todos tenemos cosas en las que creemos: sueños que queremos que se hagan realidad, problemas que queremos resolver; y estaríamos felices si las cosas ocurrieran a nuestra manera. Pero la mayoría de las veces, lo que nosotros tenemos en mente no es lo mejor que Dios tiene para nosotros.
Él se especializa en exceder nuestras expectativas. Lo que Él tiene reservado para ti es más grande, más gratificante, más satisfactorio que lo que tu te imaginas.
Dios es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Este será el año en el que Dios excederá tus expectativas. No va a hacer lo que estás pidiendo; lo va a exceder. Abrirá puertas que nunca hubieras imaginado que se abrirían. Te llevará más lejos de lo que imaginas. Mirarás hacia atrás y dirás: nunca soñé que sería tan bendecido, nunca soñé llegar a esta posición, nunca soñé que me casaría con alguien tan genial.
PREPÁRATE. Dios está a punto de exceder tus expectativas. Verás cosas ocurrir que no las veías venir. NO LAS MERECÍAS, NO TRABAJASTE POR ELLAS, ES SOLO LA BONDAD DE DIOS MOSTRÁNDOTE SU FAVOR EN TU VIDA.
Esto es lo que le pasó a un hombre en Hechos capítulo 3.
Curación de un cojo
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Este hombre tenía 40 años de edad y había hecho esto toda su vida. Día tras día, él conocía la rutina, la gente entraría, él mendigaría dinero, le tirarían algunas monedas en su bolsa. Esa era su supervivencia. Este hombre esperaba algunas monedas. Estaba esperando lo ordinario, expectante de recibir lo de siempre, lo mismo que había vivido los últimos 40 años, pero Dios apareció y excedió sus expectativas.
No lo vio venir.
Él creyó que toda su vida sería lo mismo. Ser traído al templo para mendigar limosna. Pero un momento de favor, una expectativa excedida lo llevó a un nuevo nivel, y cambió su vida.
Puedes escuchar al hombre decir: nunca soñé que iría a caminar, nunca soñé con correr, que podría jugar con mis hijos, nunca soñé que dejaría de mendigar el resto de mi vida.
Dios tiene de estas bendiciones de las que nunca soñaste, preparadas para ti. Seguramente no ves cómo podría pasar.
El diagnóstico médico no luce bien. No crees que llegarás más lejos que lo que tu educación te lo permita. Capaz vives en un contexto muy limitado.
LA BUENA NOTICIA ES QUE NADA DE ESO DETIENE A NUESTRO DIOS.
Él controla el universo. Un toque de su favor te catapultará a dónde no podrías ir por tu cuenta. De la misma manera que Pedro le dijo al cojo, te digo a ti: “Levántate y anda. Es tu tiempo de ser libre. Es tu tiempo de romper con lo que te limita. Es tiempo de ir a un nuevo nivel”.
Creo que cada fuerza que te detenía se rompe ahora. Dios está liberando el favor en tu vida, la sanidad, oportunidades, restauración, libertad. Este es un nuevo día, Dios está haciendo algo nuevo, Y SUPERARÁ TUS EXPECTATIVAS.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Me encanta el hecho de que este hombre cojo, a pesar de que tenía expectativas pequeñas, a pesar de que todo lo que esperaba eran unas pocas monedas, Dios no le dijo: “ah, muy mal, yo tengo algo mejor para ti, pero no tienes suficiente fe. Quería hacerte caminar, pero no estabas con expectativa”.
Dios es tan misericordioso que incluso cuando no tenemos fe, cuando hemos creído que alcanzamos nuestros límites, aun así Dios dice: no importa, voy a mostrar mi favor en tu vida.
La Biblia habla de la fe como un grano de mostaza, y para el que la tiene, nada es imposible. El grano de mostaza es el menor de las semillas. Dios podría haber dicho: si tienes una gran fe, si no dudas, si no te desanimas, pues ahí yo podría hacer cosas grandes. Pero Dios sabía que habrían tiempos que no tendremos la fe que necesitamos para alcanzar nuestro destino. Por eso nos dice: si tuvieras un poco de fe, es todo lo que necesitas, ahí yo apareceré y superaré tus expectativas.
El hecho de que hoy estés aquí, de que estés leyendo esto, me indica que tienes fe como el tamaño de una mostaza. Eso significa que tienes la fe que se necesita para que Dios se aparezca en tu vida. Ya tienes la fe que se necesita para que Dios te catapulte a nuevos niveles. Al igual que este hombre. Puedes pensar que estás estancado, haciendo lo mismo, tienes alguna clase de desventaja, y estás esperando algunas monedas, esperando lo ordinario. En esa posición él estaba y Dios se le aparece y hace lo extraordinario.
Seguro tienes buenas razones para quedarte dónde estás, pero Dios te ama demasiado como para dejar que te pierdas tu destino.
Puede parecer como otro año como los demás. Pudiste creer que nada iba a cambiar, que sería todo lo mismo.
PREPÁRATE: Dios está por aparecer y hacer algo inusual, algo que nunca has visto, algo que superará tus expectativas. Cuando las personas en el templo vieron al cojo caminar y correr agradeciendo a Dios, no lo pudieron creer.
La escritura dice que “se llenaron de asombro y espanto”. Lo que Dios está por hacer en tu vida hará que la gente te vea sorprendida. Piensarán: ¿cómo es que estás tan bendecido? Yo sé de dónde vienes. ¿Como puedes ser feliz si todo lo que te rodea es angustia? ¿Cómo puedes ser libre si todo lo que te rodea es vicio? ¿Cómo puedes estar tan fuerte, tan saludable, tan energético si el diagnóstico médico decía que no te ibas a recuperar? Dios te hará un ejemplo de su bondad.
Cuando Dios exceda tus expectativas, será notorio para todos los demás. Ellos verán su favor en tu vida. Quiero decirte que que todo el crecimiento y el favor en mi vida no es porque tenga grandes ideas o gran fe. Nada de lo que he conseguido lo he hecho por tener una gran fe.
Cuando Dios excede tus expectativas, no las excede un poco, apenas por encima de lo que pensaste, una pequeña bendición, un pequeño crecimiento. Dios excederá abundantemente por encima de lo que imaginas.
Dios es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Su idea de la abundancia es mayor de lo que podemos pedir o imginar. Así como el hombre cojo, yo esperaba lo ordinario, esperaba obtener resultados de acuerdo a cómo me habían educado. Pero Dios apareció e hizo lo extraordinario. Él excedió mis expectativas de una manera abundante. Lo que Dios tiene para vos es mucho más enorme de lo que piensas.
Creo que más temprano que tarde, vendrán a ti unas de estas expectativas excedidas. ¿Por qué no pones tu fe en marcha? No digas: es imposible, no va a poder ser. En lugar de eso, di: Dios, te agradezco porque superarás mis expectativas. Gracias que tu me llevarás a dónde no podría ir por mi cuenta.
No puedes tener fe si primero no tienes esperanza. Dale a Dios algo con lo que pueda trabajar. Dios ya tiene todo resuelto. Él sabe qué necesitarás, a quién necesitarás, está dirigiendo tus pasos.
También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales.
Entrarás en esos momentos en los que verás a Dios superar todo lo que has imaginado. Tu no hubieras podido hacerlo. Fue la bondad de Dios. Te podrás estar preguntando: cómo voy a alcanzar mis sueños, cómo voy a salir de esa dificultad. Dios tiene a las personas correctas alineadas, Él sabe como ponerte en el lugar correcto, Él hará que cosas ocurran que tu no las veías venir.
Estas palabras que estás leyendo ahora son una prueba. Tienes que sembrarlas en tu mente y repetirlas. Erradica los pensamientos negativos y cree que Dios puede superar tus expectativas.
Eliseo y la sunamita
Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
Dentro en lo profundo, esta mujer querría creer las palabras del profeta, pero su mente le dio todas las razones por las cuales no creer (que su esposo era viejo, etc.). Sin dudas que ser madre era un sueño que esta mujer tenía muy dentro en su corazón, pero ya no tenía fe.
La buena noticia es que hay ciertas cosas que, incluso si no crees, Dios aun así las hará. Es tan misericordioso que eliminará la duda y hará cosas que nunca soñaste. Cosas que te traerán más esperanza, más satisfacción de la que hubieras imaginado.
Tal como Eliseo dijo: un año más tarde ella estaba cargando un saludable bebe varón. Dios excedió sus expectativas aunque ella no creyó. Ese es el Dios al que servimos. Hay promesas que Dios te ha hablado, sueños que puso en tu corazón, que parecen imposibles, ha pasado tanto tiempo, ya no lo esperas más. Dios te dice a ti, así como le dijo a ella: aun así voy a hacer que pase.
Solo por el hecho de que tu te hayas rendido, no significa que Dios se haya rendido. Estoy convencido, que como ocurrió con ella, algunas de estas cosas las verás cumplirse en el correr de este año.
Puede que no veas un camino, pero Dios tiene un camino. Si esta dama no creyó y la promesa igual se cumplió, imagínate lo que Dios hará cuando tu creas.
Pon tu fe en marcha. Puedes decirme: he estado haciendo eso por mucho tiempo, por más de un año, nada ha cambiado, no veo nada pasar. Estás en el lugar en el que estaba esta joven de la que nos habla el primer libro de Samuel, capítulo 1.
Nacimiento de Samuel
Hubo un varón que se llamaba Elcana y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo.
Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Y se levantó Ana y con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá.
Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
Ana estaba finalmente contenta. Tenía el hijo por el que tanto luchó. Este podría haber sido el final de la historia. Una respuesta más de Dios, una promesa más cumplida. Estamos a mano. Pero Dios ama exceder nuestras expectativas.
Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
Ella pidió por un hijo, pero miren qué bueno que es Dios. Él le dijo a Ana: mirá, tu podrás estas satisfecha con ese único hijo, pero yo no estoy satisfecho. Voy a hacer más de lo que pides.
Yo creo que una razón por la que Dios fue tan bueno con Ana es por todo el dolor que tuvo que soportar. No tener nada mientras la otra esposa tenía hijo tras hijo. Soportar la burla y la ridiculización. Dios ve todo el dolor del corazón, todas las lágrimas, las situaciones injustas, las personas que te hicieron daño. Aquello en lo que has creído puede que aun no haya ocurrido, puede venir tomando un tiempo largo, pero así como con Ana, Dios es un Dios fiel.
No solo aun lo hará posible, eso ya sería suficientemente bueno. Ya estarías satisfecho. Pero Dios hará más de lo que pidas. Esto significa que una vez que tengas a tu bebe (por decirlo de alguna manera), una vez que veas la promesa cumplida, Dios aun no ha terminado de ser bueno contigo, te visitará nuevamente, se presentará en alguna otra manera.
Pediste un bebé, Dios tiene cinco más esperando por ti. Te pagará de regreso todo lo que has pasado. Dile: Dios, gracias porque me visitarás de nuevo. Gracias que harás más de lo que te pido. Gracias porque excederás mis expectativas.
Todos tenemos cosas en las que creemos: sueños que queremos que se hagan realidad, problemas que queremos resolver; y estaríamos felices si las cosas ocurrieran a nuestra manera. Pero la mayoría de las veces, lo que nosotros tenemos en mente no es lo mejor que Dios tiene para nosotros.
- Nosotros pensamos en lo ordinario, Dios piensa en lo extraordinario.
- Nosotros pensamos: "ojalá tuviera suficiente para llegar a fin de mes", Dios piensa en abundancia.
- Nosotros pensamos: "ojalá pudiera manejar este vicio", Dios piensa en libertad.
NOSOTROS PENSAMOS EN LO POSIBLE CUANDO DIOS QUIERE HACER LO IMPOSIBLE
Él se especializa en exceder nuestras expectativas. Lo que Él tiene reservado para ti es más grande, más gratificante, más satisfactorio que lo que tu te imaginas.
Dios es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Efesios 3:20
Este será el año en el que Dios excederá tus expectativas. No va a hacer lo que estás pidiendo; lo va a exceder. Abrirá puertas que nunca hubieras imaginado que se abrirían. Te llevará más lejos de lo que imaginas. Mirarás hacia atrás y dirás: nunca soñé que sería tan bendecido, nunca soñé llegar a esta posición, nunca soñé que me casaría con alguien tan genial.
PREPÁRATE. Dios está a punto de exceder tus expectativas. Verás cosas ocurrir que no las veías venir. NO LAS MERECÍAS, NO TRABAJASTE POR ELLAS, ES SOLO LA BONDAD DE DIOS MOSTRÁNDOTE SU FAVOR EN TU VIDA.
Esto es lo que le pasó a un hombre en Hechos capítulo 3.
Curación de un cojo
Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna.
Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.
Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Hechos 3:1-10 (RVR1960)
Este hombre tenía 40 años de edad y había hecho esto toda su vida. Día tras día, él conocía la rutina, la gente entraría, él mendigaría dinero, le tirarían algunas monedas en su bolsa. Esa era su supervivencia. Este hombre esperaba algunas monedas. Estaba esperando lo ordinario, expectante de recibir lo de siempre, lo mismo que había vivido los últimos 40 años, pero Dios apareció y excedió sus expectativas.
No lo vio venir.
Él creyó que toda su vida sería lo mismo. Ser traído al templo para mendigar limosna. Pero un momento de favor, una expectativa excedida lo llevó a un nuevo nivel, y cambió su vida.
Puedes escuchar al hombre decir: nunca soñé que iría a caminar, nunca soñé con correr, que podría jugar con mis hijos, nunca soñé que dejaría de mendigar el resto de mi vida.
Dios tiene de estas bendiciones de las que nunca soñaste, preparadas para ti. Seguramente no ves cómo podría pasar.
El diagnóstico médico no luce bien. No crees que llegarás más lejos que lo que tu educación te lo permita. Capaz vives en un contexto muy limitado.
LA BUENA NOTICIA ES QUE NADA DE ESO DETIENE A NUESTRO DIOS.
Él controla el universo. Un toque de su favor te catapultará a dónde no podrías ir por tu cuenta. De la misma manera que Pedro le dijo al cojo, te digo a ti: “Levántate y anda. Es tu tiempo de ser libre. Es tu tiempo de romper con lo que te limita. Es tiempo de ir a un nuevo nivel”.
Creo que cada fuerza que te detenía se rompe ahora. Dios está liberando el favor en tu vida, la sanidad, oportunidades, restauración, libertad. Este es un nuevo día, Dios está haciendo algo nuevo, Y SUPERARÁ TUS EXPECTATIVAS.
He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad.
Isaías 43:19
Me encanta el hecho de que este hombre cojo, a pesar de que tenía expectativas pequeñas, a pesar de que todo lo que esperaba eran unas pocas monedas, Dios no le dijo: “ah, muy mal, yo tengo algo mejor para ti, pero no tienes suficiente fe. Quería hacerte caminar, pero no estabas con expectativa”.
Dios es tan misericordioso que incluso cuando no tenemos fe, cuando hemos creído que alcanzamos nuestros límites, aun así Dios dice: no importa, voy a mostrar mi favor en tu vida.
La Biblia habla de la fe como un grano de mostaza, y para el que la tiene, nada es imposible. El grano de mostaza es el menor de las semillas. Dios podría haber dicho: si tienes una gran fe, si no dudas, si no te desanimas, pues ahí yo podría hacer cosas grandes. Pero Dios sabía que habrían tiempos que no tendremos la fe que necesitamos para alcanzar nuestro destino. Por eso nos dice: si tuvieras un poco de fe, es todo lo que necesitas, ahí yo apareceré y superaré tus expectativas.
El hecho de que hoy estés aquí, de que estés leyendo esto, me indica que tienes fe como el tamaño de una mostaza. Eso significa que tienes la fe que se necesita para que Dios se aparezca en tu vida. Ya tienes la fe que se necesita para que Dios te catapulte a nuevos niveles. Al igual que este hombre. Puedes pensar que estás estancado, haciendo lo mismo, tienes alguna clase de desventaja, y estás esperando algunas monedas, esperando lo ordinario. En esa posición él estaba y Dios se le aparece y hace lo extraordinario.
Seguro tienes buenas razones para quedarte dónde estás, pero Dios te ama demasiado como para dejar que te pierdas tu destino.
Puede parecer como otro año como los demás. Pudiste creer que nada iba a cambiar, que sería todo lo mismo.
PREPÁRATE: Dios está por aparecer y hacer algo inusual, algo que nunca has visto, algo que superará tus expectativas. Cuando las personas en el templo vieron al cojo caminar y correr agradeciendo a Dios, no lo pudieron creer.
La escritura dice que “se llenaron de asombro y espanto”. Lo que Dios está por hacer en tu vida hará que la gente te vea sorprendida. Piensarán: ¿cómo es que estás tan bendecido? Yo sé de dónde vienes. ¿Como puedes ser feliz si todo lo que te rodea es angustia? ¿Cómo puedes ser libre si todo lo que te rodea es vicio? ¿Cómo puedes estar tan fuerte, tan saludable, tan energético si el diagnóstico médico decía que no te ibas a recuperar? Dios te hará un ejemplo de su bondad.
Cuando Dios exceda tus expectativas, será notorio para todos los demás. Ellos verán su favor en tu vida. Quiero decirte que que todo el crecimiento y el favor en mi vida no es porque tenga grandes ideas o gran fe. Nada de lo que he conseguido lo he hecho por tener una gran fe.
Cuando Dios excede tus expectativas, no las excede un poco, apenas por encima de lo que pensaste, una pequeña bendición, un pequeño crecimiento. Dios excederá abundantemente por encima de lo que imaginas.
Dios es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos.
Efesios 3:20
Su idea de la abundancia es mayor de lo que podemos pedir o imginar. Así como el hombre cojo, yo esperaba lo ordinario, esperaba obtener resultados de acuerdo a cómo me habían educado. Pero Dios apareció e hizo lo extraordinario. Él excedió mis expectativas de una manera abundante. Lo que Dios tiene para vos es mucho más enorme de lo que piensas.
Creo que más temprano que tarde, vendrán a ti unas de estas expectativas excedidas. ¿Por qué no pones tu fe en marcha? No digas: es imposible, no va a poder ser. En lugar de eso, di: Dios, te agradezco porque superarás mis expectativas. Gracias que tu me llevarás a dónde no podría ir por mi cuenta.
No puedes tener fe si primero no tienes esperanza. Dale a Dios algo con lo que pueda trabajar. Dios ya tiene todo resuelto. Él sabe qué necesitarás, a quién necesitarás, está dirigiendo tus pasos.
También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la derecha de Dios, en los lugares celestiales.
Efesios 1:19-20 (NTV)
Entrarás en esos momentos en los que verás a Dios superar todo lo que has imaginado. Tu no hubieras podido hacerlo. Fue la bondad de Dios. Te podrás estar preguntando: cómo voy a alcanzar mis sueños, cómo voy a salir de esa dificultad. Dios tiene a las personas correctas alineadas, Él sabe como ponerte en el lugar correcto, Él hará que cosas ocurran que tu no las veías venir.
Estas palabras que estás leyendo ahora son una prueba. Tienes que sembrarlas en tu mente y repetirlas. Erradica los pensamientos negativos y cree que Dios puede superar tus expectativas.
Eliseo y la sunamita
Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que éste que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él. Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió.
Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
2º Reyes 4:8-17
Dentro en lo profundo, esta mujer querría creer las palabras del profeta, pero su mente le dio todas las razones por las cuales no creer (que su esposo era viejo, etc.). Sin dudas que ser madre era un sueño que esta mujer tenía muy dentro en su corazón, pero ya no tenía fe.
La buena noticia es que hay ciertas cosas que, incluso si no crees, Dios aun así las hará. Es tan misericordioso que eliminará la duda y hará cosas que nunca soñaste. Cosas que te traerán más esperanza, más satisfacción de la que hubieras imaginado.
Tal como Eliseo dijo: un año más tarde ella estaba cargando un saludable bebe varón. Dios excedió sus expectativas aunque ella no creyó. Ese es el Dios al que servimos. Hay promesas que Dios te ha hablado, sueños que puso en tu corazón, que parecen imposibles, ha pasado tanto tiempo, ya no lo esperas más. Dios te dice a ti, así como le dijo a ella: aun así voy a hacer que pase.
Solo por el hecho de que tu te hayas rendido, no significa que Dios se haya rendido. Estoy convencido, que como ocurrió con ella, algunas de estas cosas las verás cumplirse en el correr de este año.
Puede que no veas un camino, pero Dios tiene un camino. Si esta dama no creyó y la promesa igual se cumplió, imagínate lo que Dios hará cuando tu creas.
Pon tu fe en marcha. Puedes decirme: he estado haciendo eso por mucho tiempo, por más de un año, nada ha cambiado, no veo nada pasar. Estás en el lugar en el que estaba esta joven de la que nos habla el primer libro de Samuel, capítulo 1.
Nacimiento de Samuel
Hubo un varón que se llamaba Elcana y tenía él dos mujeres; el nombre de una era Ana, y el de la otra, Penina. Y Penina tenía hijos, mas Ana no los tenía. Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo.
Y cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Penina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas, a cada uno su parte. Pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos. Y su rival la irritaba, enojándola y entristeciéndola, porque Jehová no le había concedido tener hijos.
Así hacía cada año; cuando subía a la casa de Jehová, la irritaba así; por lo cual Ana lloraba, y no comía. Y Elcana su marido le dijo: Ana, ¿por qué lloras? ¿por qué no comes? ¿y por qué está afligido tu corazón? ¿No te soy yo mejor que diez hijos?
Y se levantó Ana y con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.
Mientras ella oraba largamente delante de Jehová, Elí estaba observando la boca de ella. Pero Ana hablaba en su corazón, y solamente se movían sus labios, y su voz no se oía; Elí respondió y dijo: Ve en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le has hecho. Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová, y volvieron y fueron a su casa en Ramá.
Y Elcana se llegó a Ana su mujer, y Jehová se acordó de ella. Aconteció que al cumplirse el tiempo, después de haber concebido Ana, dio a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto lo pedí a Jehová.
Después que lo hubo destetado, lo llevó consigo, y lo trajo a la casa de Jehová en Silo; y el niño era pequeño. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí. Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová.
1º Samuel 1
Ana estaba finalmente contenta. Tenía el hijo por el que tanto luchó. Este podría haber sido el final de la historia. Una respuesta más de Dios, una promesa más cumplida. Estamos a mano. Pero Dios ama exceder nuestras expectativas.
Y visitó Jehová a Ana, y ella concibió, y dio a luz tres hijos y dos hijas. Y el joven Samuel crecía delante de Jehová.
1º Samuel 2:21
Ella pidió por un hijo, pero miren qué bueno que es Dios. Él le dijo a Ana: mirá, tu podrás estas satisfecha con ese único hijo, pero yo no estoy satisfecho. Voy a hacer más de lo que pides.
Yo creo que una razón por la que Dios fue tan bueno con Ana es por todo el dolor que tuvo que soportar. No tener nada mientras la otra esposa tenía hijo tras hijo. Soportar la burla y la ridiculización. Dios ve todo el dolor del corazón, todas las lágrimas, las situaciones injustas, las personas que te hicieron daño. Aquello en lo que has creído puede que aun no haya ocurrido, puede venir tomando un tiempo largo, pero así como con Ana, Dios es un Dios fiel.
No solo aun lo hará posible, eso ya sería suficientemente bueno. Ya estarías satisfecho. Pero Dios hará más de lo que pidas. Esto significa que una vez que tengas a tu bebe (por decirlo de alguna manera), una vez que veas la promesa cumplida, Dios aun no ha terminado de ser bueno contigo, te visitará nuevamente, se presentará en alguna otra manera.
Pediste un bebé, Dios tiene cinco más esperando por ti. Te pagará de regreso todo lo que has pasado. Dile: Dios, gracias porque me visitarás de nuevo. Gracias que harás más de lo que te pido. Gracias porque excederás mis expectativas.