Entrada destacada

Desordenado y vacío

“Y la tierra estaba desordenada y vacía…” . Génesis 1:2. La Biblia dice que cuando Dios creó los cielos y la tierra, la tierra estaba d...

domingo, 23 de octubre de 2016

Buscando el modelo

Publicado en mi Facebook el 21 de octubre de 2015 (con mínimas modificaciones para su publicación aquí un año después)

Corría el año 2001 y estaba en 4º de liceo. Se iba a estrenar una materia en la currícula que no se había tenido hasta el momento: filosofía. La profesora nos introdujo a los objetivos de la materia diciéndonos que la idea consistía en desarrollar el pensamiento crítico, que consiste en analizar los conocimientos y especialmente aquellos que se aceptan como verdaderos en la vida cotidiana. Nos invitó a cuestionar todo para encontrarle el sentido como resultado de un razonamiento y no como fruto de la imposición cultural, social o intelectual. Es decir, cuestionar todo aquello que considerábamos como absoluto para que le encontráramos el sentido por nuestra cuenta, y se nos instó a que no aceptáramos tales postulados simplemente porque sí. Al principio la propuesta no me simpatizó. Yo me sentía muy a gusto con mi vida y mis principios, y cuánto más leía y aprendía la Biblia, más a gusto me sentía. No tenía ninguna necesidad de cuestionar nada de lo que había aprendido hasta el momento, y tampoco sentía la inquietud de encontrarle mayor sentido. Para mí era sencillo: si la Biblia lo dice así, así será. 

Con el tiempo aprendí que no es malo cuestionarse las cosas y encontrarles el sentido. El mismo apóstol Pablo nos dice “examinadlo todo, retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). También aprendí que “donde no hay visión, el pueblo se extravía” (Proverbios 29:18), y la observación del profeta Oseas que afirmó que su pueblo pereció por falta de conocimiento (Oseas 4:6). 

Los pueblos, así como los individuos, necesitamos tener algunos conceptos y valores que debemos aceptar como absolutos, porque ellos nos sirven de ancla y permiten saber dónde estamos parados y hacia donde vamos. Rechazando toda posibilidad de que algo se pueda aceptar como cierto per se, tanto los individuos como los pueblos quedan a la deriva. Hay cosas en las que más o menos estamos todos de acuerdo. Por ejemplo en el respeto por las personas y sus propiedades. Asumimos como válido que robar está mal, lastimar al prójimo está mal, matar está mal, engañar a otra persona, etc. 

Pero hay otros conceptos que en su momento fueron absolutos, los paradigmas reinantes de nuestra cultura occidental judeocristiana, y que en las última décadas han sido profundamente cuestionados, y como resultado de ese cuestionamiento, nuestra sociedad se encuentra ahora en estado de transición entre lo que se ha identificado por la intelectualidad actual (con notoria mala intención) como un modelo pacato y conservador, hacia un modelo nuevo, pero que claramente aun no está definido y esa indefinición le está haciendo mal a la sociedad. La sociedad parece ir hacia algún lugar, más motivada por desprecio al modelo antiguo, que por tener claro a donde quiere ir. Parece que en ese despecho, cualquier concepto que esté en el punto diametralmente opuesto a los conceptos del modelo antiguo viene bien. Es un momento donde lo viejo no termina de morir y lo nuevo no termina de nacer. Antes se daba como válido que el estereotipo de sociedad consistía en estudiar, conseguirse un buen trabajo, casarse, tener hijos, de ser posible comprarse una casa y un auto. Era una suerte de medida del éxito. Se respetaban ciertos valores, como ser el pudor, la privacidad, etc. 

Pero de un tiempo a esta parte, el modelo viene cambiando. 

Un estudio que consulté hace poco se pregunta “¿Por qué los jovenes ya no quieren comprar automóviles y vivienda?” y concluye que los jóvenes de ahora son bien diferentes a sus padres; tienen otra idea de la vida. Para ellos, la vida no es conseguirse una buena pareja, casarse, tener hijos, comprar una casa, tener un auto y una mascota. “Los jovenes han revalorado la definicion de éxito. Antes se decia que alguien exitoso era aquel dueño de su propia vivienda y al menos un automóvil, pero ahora se valora a quienes han invertido su dinero en experiencias, viajes y aventuras. (...) desde el punto de vista de la felicidad y la sensación de bienestar es mucho mejor gastar el dinero para adquirir una nueva experiencia y no cosas nuevas”

“Tal parece que la gente no quiere escuchar historias acerca de dónde compraste una casa sino que prefieren escuchar lo fantástico que lo pasaste el fin de semana. Incluso una mala experiencia puede ser al final una historia fascinante. La interacción social entre las personas juega un papel muy importante en si serán o no felices. Así pues, ellos deben hablar con otras personas y tener muchos amigos. Obviamente los demás les gustará más escuchar acerca de un viaje loco e inesperado o cómo alguien vivió en un país desconocido, que oír cuántas casas ha podido comprar una persona en especifico” 

Y hay algo más. 

"Lo que sucede es que las cosas que poseemos, especialmente si son muy costosas nos obligan a preocuparnos por ellas. (…). En cambio, las experiencias y aventuras vividas estarán ahí siempre"

El citado estudio termina diciendo una gran verdad: “Lo importante es que las experiencias no se devalúan y no es posible robárselas.” 

Es notorio que esta generación es bien distinta a la de nuestros padres, pero igual de notorio es que no tenemos el nuevo paradigma definido aun, y algunas consecuencias de ese nuevo paradigma son notorias. Hay personas que no consideran que las propiedades de los demás sean inviolables, incluso hay gente que está convencida (claramente porque fueron así manipuladas) de que tienen derecho de sustraerles bienes materiales a quienes tienen, porque quienes tienen serían los culpables de que ellos no tengan. No valoramos nuestra salud, y así tenemos altos índices de vidas destruidas por las drogas, pero también por el sedentarismo y la mala alimentación. Embarazos no deseados y muchos de ellos interrumpidos, nuevos conceptos de familia, etc. No es el objetivo del presente artículo juzgar el nuevo modelo, si está bien o mal, sencillamente porque creo que no hay nuevo modelo aun, y no lo hay porque la cultura que está predominando es precisamente la que afirma que no es necesario un modelo. Es una cultura que nos invita a vivir a la deriva, a priorizar “experiencias”, a vivir con la adrenalina de las inseguridades, etc. Es una cultura que promueve que cada vez hayan menos valores absolutos. Es una cultura que parece que no puede vivir si no tiene constantemente experiencias que le proporcionen emociones fuertes. Tenemos personas que van todo el tiempo en busca de emociones. Son emocionalmente dependientes. No son capaces de tomar decisiones y encarar proyectos que sean permanentes o de largo plazo por razones de argumentos, sino que cuando algo ya no les genera emoción, lo descartan, o antes de descartarlo buscan darle la emoción que supo tener.

Relaciones de pareja que acaban porque sus integrantes "ya no sienten" lo que sentían antes, o porque la pareja ya no le genera los mismos sentimientos que cuando se conocieron, y que nos lleva a plantearnos: ¿sobre la base de qué se forman las relaciones de pareja de hoy? ¿Se forman sobre la base de ciertas razones que nos llevan a convencernos de que la otra persona es la ideal para acompañarnos en la vida? ¿Se forman por el convencimiento de que hay valores y objetivos comunes que cohesionan? ¿O se forman pura y exclusivamente "porque hay química"?

Lo mismo en todos los ámbitos de la vida. Personas que encaran una carrera universitaria porque les apasiona, pero luego de pasado el tiempo les aburre y encaran otra, y otra, y otra, para finalmente tener muchas carreras a la mitad, ninguna concluida, porque son personas inestables.

Personalmente creo que el más grave daño que tiene nuestra sociedad no es tanto el nuevo paradigma, que no acaba de tomar forma, sino la idea de eliminar la posibilidad de que la sociedad se base en principios inviolables, sagrados para todos, aceptados como tal con amplios consensos. Creo que de una buena vez deberíamos de terminar de ponernos de acuerdo y migrar hacia el nuevo modelo, pero seguir viviendo a la deriva no parece ser la mejor manera de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario