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martes, 1 de septiembre de 2020

El cristiano y el dinero. Capítulo 9

Huye de las deudas. Aprende a ahorrar



El ahorro es la base de la fortuna, y no el endeudamiento. No tomar control de tu presupuesto y gastar según tu intuición y deseo puede ser catastrófico. Y si para eso, se hace uso del endeudamiento, has cavado una cómoda fosa.
 
Hay que diferenciar entre dos tipos de bienes: los bienes durables y los no durables. 

Bienes de consumo durables son aquellos cuyo uso se da a lo largo de un período extenso de tiempo y son utilizados en un gran número de ocasiones. Se consideran durables si poseen una vida útil mayor a los tres años. Va desde la TV, un aire acondicionado, una computadora, un auto y hasta una casa. En la mayoría de los casos, se debe tener en cuenta que los bienes durables van perdiendo su valor al pasar el tiempo. Es decir, el auto que hoy te costó U$S 20.000, lo retirás de la automotora y ya te vale menos si lo queres vender. 

Bienes de consumo y servicios no durables son aquellos bienes que son consumidos en un corto plazo y utilizados en un menor número de ocasiones (algunos solo se utilizan una vez). Su costo es menor al de los bienes de consumo durable. Por ejemplo: alimentos, útiles escolares, comer en restaurantes, cine, estadio, vacaciones. 

Muchos cristianos no controlan sus presupuestos, no hacen cuentas, y gastan en bienes no durables por intuición. En alguno casos, sin control. Para peor, usan frases como: “sabemos que Dios quiere que disfrutemos de estas cosas…”, “Dios será fiel para proveernos” y otros tantos etc., excusas revestidas de espiritualidad para licuar cualquier sentimiento de inseguridad o advertencia que pudiera surgir.

Pero veamos qué tiene para decir la Palabra de Dios. 

Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.
Proverbios 11:15

El hombre falto de entendimiento presta fianzas, y sale por fiador en presencia de su amigo.
Proverbios 17:18

El rico se enseñorea de los pobres, y el que toma prestado es siervo del que presta.
Proverbios 22:7

Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.
Proverbios 21:5

El hombre fiel recibirá muchas bendiciones; el que tiene prisa por enriquecerse no quedará impune.
Proverbios 28:20 (NVI)

(…) el que recoge con mano laboriosa las aumenta [las riquezas]
Proverbios 13:11

(…) quien ahorra, poco a poco se enriquece.
Proverbios 13:11 (NVI)

Todos estos versículos, y algún otro, tienden a aconsejar al cristiano a no endeudarse y no apurarse para tomar decisiones financieras. La bendición material sobre la vida de un cristiano está lejos de pasar tan solamente por diezmar y ofrendar. Esto es importante e imprescindible, condición necesaria, pero insuficiente. Estar al día con el diezmo y ofrendar no es una licencia para manejarse como se quiera con la economía, ni mucho menos un permiso para el despilfarro o las decisiones apresuradas. 

Sin embargo, hay cristianos que toman decisiones pensando en que todo va a estar bien, que Dios nos va a prosperar o que Dios va a suplir, o que Dios proveerá, y todas esas justificaciones que el cristiano tiene adaptado a su jerga y que, de tanto escucharlas en forma aislada, se terminan convirtiendo en argumentos que a la postre se levantan en contra del verdadero conocimiento de Cristo y se terminan convirtiendo en conductas que son desobedientes a sus principios. 

El cristiano debe siempre buscar la guía del Espíritu Santo en cada situación de su vida, procurando encontrar la sabiduría antes de tomar una decisión. Cada decisión del cristiano debe ser meditada y bien pensada.

Los bienes que se adquieren de prisa al principio, no serán al final bendecidos.
Proverbios 20:21

Los planes bien pensados: ¡pura ganancia! Los planes apresurados: ¡puro fracaso!
Proverbios 21:5 (NVI)

Bienaventurado el varón que (…) en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche, (…) todo lo que hace, prosperará.
Salmo 1

Dios es especialmente contrario a las deudas. Toda la ley de Dios está llena de referencia en contra de las deudas. Por ejemplo, las deudas tenían que ser perdonadas al séptimo año, a los esclavos había que ofrecerles la libertad al séptimo año, y en el año 50, todas las tierras tenían que volver sus dueños originales. En adición a esto, Dios le prometió a su pueblo lo siguiente: 

Ya que Jehová tu Dios te habrá bendecido, como te ha dicho, prestarás entonces a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado;
Deuteronomio 15:6

No es recomendable tomar deuda para el consumo de bienes no durables. Uno debe consumir en el mismo o menor nivel en el que gana. Si el dinero no me alcanza para consumir determinadas cosas, sacarlas a pagar en cuotas o pedir prestado para obtenerlas es un mal camino. 

Si a una persona no le alcanza el dinero para llegar a fin de mes (como se dice popularmente) y saca un préstamo o compra un bien en cuotas, ¿de dónde sacará dinero los meses siguientes para pagar la cuota del préstamo o la cuota de la compra a crédito?

La clave del mejor consumo es privarse de consumir hoy, ahorrar, y consumir mejor más adelante. Por ejemplo: el celular último modelo que hoy sale $24.000, lo puedes obtener en 24 cuotas de $1.000. Suponiendo que te sobran $1.000 por mes, tienes dos opciones. Lo obtienes ya y lo pagas en cuotas, o ahorras esos $1.000 cada mes para comprarlo al contado luego. En 18 meses, habrás ahorrado $18.000, y quizás el precio del celular ya haya caído a ese valor. Lo comprás al contado y más barato. Claro, eso implica cultivar la paciencia y saber esperar.

El ejemplo del celular es muy aplicable para la mayoría de los bienes que consumimos. Cada vez que un nuevo bien de consumo sale al mercado, la gente se desespera por obtenerlo, y por lo general lo obtienen a un precio elevado y a costa de deuda. No hay porqué tener todo ya. Esperar te va a dar buenos resultados. Y por otro lado, no hay satisfacción más grande que comprar algo y saber que es 100% tuyo y que no se lo debes a nadie, ni tienes que trabajar los próximos meses de tu vida para pagarlo.

Si en todo caso, la situación amerita que se actúe ya y no se puede esperar, es absolutamente necesario que el cristiano tenga control de su presupuesto y sepa cuánto dinero le sobra al mes, para saber si puede hacer frente a la cuota. No es gasto y después veo

Si un cristiano usa deuda constantemente para sostener su nivel de consumo, puede llegar a acumular deuda al punto tal de quebrar. Cuando compra a crédito o pide préstamos para el consumo de bienes no durables, los bienes se consumieron, y en caso de no poder pagar por ellos, ¿de dónde vas a sacar para pagar? Comer afuera, cine, estadio, vacaciones, etc., son todos consumos que se agotan en el momento. No duran. Y si todo ese consumo se hace sin control, acumulando deuda, cuando tengas que pagar por eso, tendrás que vender otros bienes que tengas, o vas a tener que sacrificar buena parte de tus ingresos futuros en el pago de la misma. Te sentirás esclavo de tu deudor. Sentirás la frustración de trabajar y trabajar solo para pagar cuentas y no vas a poder disfrutar del fruto de tu trabajo. No hay nada peor que trabajar y no poder disfrutar el dinero que se gana, porque hay que pagar las malas decisiones financieras que arrastro del pasado por haber manejado mal las finanzas. 

La buena salud financiera pasa por ahorrar. Y en este sentido, hay que derribar mitos. La verdad es que SIEMPRE SE PUEDE AHORRAR. Tu tienes que obligarte a ahorrar. Aunque sean $400 por mes. No debes menospreciar tu capacidad de ahorrar, por pequeña que sea. Al final del año habrás ahorrado $4.800. No es una fortuna, pero no desprecies lo poco que puedas ahorrar.

Obligarte a ahorrar va a moderar tu conducta. Poner el ahorro en prioridad, te va a permitir privarte de ciertos consumos que no son estrictamente necesarios. Yo sé que no es simpática la vida con privaciones y que queremos darnos gustos, pero si no te privas hoy en aras de construir una vida más sana financieramente, las privaciones no acabarán nunca. En el capítulo 11 ahondaremos en este concepto.

Empezarás ahorrando poco, terminarás ahorrando mucho más, y tendrás un mejor futuro. Recuerda: lo ideal no es gastar y luego pagar. Mejor es ahorrar, luego consumir. Pero aun mejor que ahorrar y consumir, es ahorrar e invertir. No te gastes todo tu ahorro en el futuro consumo. Parte del ahorro (cuánto más mejor) debe invertirse, para que esa inversión produzca nuevos ahorros o incluso ganancias. Una compra no produce ganancias, una inversión, sí. 

El ahorro es una conducta bíblica y forma parte de las mejores prácticas de administración financiera que se conocen en el mundo.

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