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domingo, 30 de agosto de 2020

El cristiano y el dinero. Capítulo 7

¿Por qué Israel había dejado de diezmar? 
Causas por las cuales las personas dejan de diezmar o nunca comienzan a hacerlo.


Hay dos razones por las cuales Israel había dejado de diezmar en épocas de Nehemías y Malaquías. La primera de ellas, era por el propio desprecio que la gente tenía por Dios y por el culto a Dios. Esto ya lo vimos. 

Ese desprecio al culto a Dios, que obligó a los levitas a retirarse del templo para ir a trabajar a los campos para tener qué comer, vino seguido de una temporada de sequía y plagas de insectos que afectaron las cosechas. Y ahí está la segunda razón por la que no solo dejaron de diezmar, sino que no se les pasaba por la cabeza volver a hacerlo: porque estaban atravesando momentos de dificultad financiera. Y lo primero que hace un pueblo infiel e incrédulo cuando pasa momentos de dificultad financiera es dejar de lado el culto a Dios. 

Esto es evidente por las promesas que Dios hace: bendición sobreabundante, lluvias en medio de las sequías, acabar con las plagas de insectos que atacaban las cosechas (devorador), y un futuro floreciente. Y les promete todo eso porque los judíos no le creían a Dios. Por eso dejaron de diezmar, porque no le creían. No le creían que los fuera a bendecir, por eso miraron por su propia situación y dejaron de diezmar. 

Y ahí aparece el clamor desesperado de Dios: vuelvan a diezmar y van a ver como los bendigo. Pero no era solo volver a diezmar. La profecía de Malaquías no se centra en el diezmo. Sino que lo que Dios ruega es que lo vuelvan a amar y a demostrarle ese amor, y como parte del amor a Dios, había que reestablecer el culto a Dios, no como una obligación, sino como un gesto de amor y agradecimiento. 

Dios está desesperado porque tiene acumuladas en su mano un montón de bendiciones, y no se las está pudiendo derramar a su pueblo porque la llave para que eso ocurra la tiene el pueblo, y no la está usando. Si tan solamente el pueblo retomara su amor y devoción por Dios, y le volvieran a rendir culto (culto que abarca, entre otras cosas, diezmar), Dios lo bendeciría tanto que se acabarían la sequía y las plagas y florecerían como una nación hermosa a los ojos de todo el mundo. 

Ese es el clamor desesperado de Dios: Los quiero bendecir y no me dejan. Dependo de ustedes para bendecirlos y ustedes están haciendo todo mal. Por favor, les ruego, háganlo bien, así les envío todo esto que tengo para ustedes

Porque desde que el mundo es mundo nadie vio ni oyó jamás de un Dios como el nuestro, que se manifiesta en favor de los que en él confían.
Isaías 64:4

El diezmo es un principio espiritual porque no solamente se aplica a la economía, sino a toda nuestra vida: marca un patrón de vida, un estilo. Darle a Dios lo mejor que tenemos. Los judíos le traían a Dios los desperdicios, y muchas veces nosotros hacemos lo mismo. Por ejemplo, ¿dedicamos tiempo de calidad cada día para Dios? El tiempo de la oración, ¿es un tiempo de calidad o son unos minutos así nomás, al pasar, como para cumplir? ¿Voy a la iglesia para cumplir, llegando tarde y yéndome temprano, o mi tiempo de comunión es un tiempo de calidad?

La primicia del diezmo tiene poder redentor sobre el 90% que queda de nuestros ingresos, y Dios lo bendecirá y multiplicará. Cuando le damos a Dios lo primero de nuestro tiempo y dinero, él multiplica todo lo demás.

Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes; así nunca te faltará ni comida ni bebida.
Proverbios 3:9-10 (TLA)
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