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domingo, 3 de diciembre de 2017

Adviento 2017 – Semana #1: Amor. Reflexión #1

Adviento 2017 – Semana #1: Amor. Reflexión #1 

Introducción previa: ¿Qué es el Adviento? Es un período aproximado de cuatro semanas antes de la Navidad, en el que los cristianos se preparan espiritualmente para celebrar la venida de Jesús. La palabra “Adviento” proviene en latín del verbo advenir que significa venir o llegar. El adviento es el tiempo de la espera de la llegada del Señor. Las fechas del Adviento se fijan entorno a las fechas de la Navidad. Siempre cuenta con cuatro domingos, aunque las semanas no sean completas. Empieza el domingo cuarto anterior a la Navidad, que en 2017 será desde el domingo 3 de diciembre hasta el domingo 24 de diciembre. En cada semana previa se reflexiona acerca de un tema. Para este 2017, he elegido los siguientes temas, en orden: Amor, Paz, Abnegación, Esperanza.


Un vínculo de amor genuino es aquel que se da en un marco de libertad: libertad para elegirse entre las personas que se vinculan. Y, sobre todo, libertad para que una de las dos partes decida finalizar el vínculo. Cuando Dios crea al hombre, lo hizo con la intención de generar un vínculo de amor entre Él y su creación. Pero para que ese vínculo fuera genuino, el hombre debería tener la oportunidad de poder rechazarlo, para que el amor entre Dios y el hombre se sustentara en una decisión libre y voluntaria de éste último, y no en el resultado de la existencia de una única e inevitable opción.

Eden. By Ron DiCianni


Es por esa razón que Dios pone en medio del jardín al árbol del bien y del mal, para que el hombre tenga la oportunidad de rechazar a Dios. Y lo hace.

Pero así como el vínculo genuino del amor implica la libertad para que una de las partes finalice el vínculo, también implica el derecho de la otra parte de no querer resignarse a que el vínculo finalice y tender un puente en caso de que la parte que rompe el vínculo se arrepienta y quiera volver. Siempre en el marco de la libertad. Y precisamente, Dios no hizo al hombre para perderlo. Dios necesitaba, no solamente crear al hombre, sino planificar de qué manera iba a lograr que el hombre, en caso de rechazarlo, tuviera un camino de regreso, si deseara volverse a Dios.

Ese camino de regreso no sería fácil. La consecuencia de alejarse de Dios es la muerte y desde que Adán y Eva decidieron alejarse de Dios, todos estamos destituidos de su Gloria. Solo la muerte del Hijo de Dios, de Jesúcristo, Hombre sin pecado alguno, podía pagar el precio para nuestra salvación. Por causa de nuestro pecado, nosotros solo merecemos castigo, pero Jesús se puso en nuestro lugar y recibió ese castigo sobre sí mismo, pagó el precio, y se convirtió, de esa manera, en el camino de regreso al Padre.

Todos nosotros tenemos la oportunidad de decidir, si queremos, volver al Padre; volver a nuestro creador. El camino está hecho. Solo hay que querer transitarlo (Ap.3:8.).

Pero lo más maravilloso de esto es que Dios sabía que, en caso de que el hombre decidiera rechazarlo, su Hijo debería ser entregado para salvación del hombre. Y eso lo sabía ANTES DE CREAR AL HOMBRE. No es que Dios creó al hombre, el hombre lo rechazó, y recién ahí Dios dijo: “Uia! Y ahora, ¿como arreglo esto?” No. Dios tenía todo planificado previamente: la creación del hombre y la fórmula para recuperarlo en caso de que se perdiera.

Y aun así, sabiendo de antemano que el precio que iba a tener que pagar para recueprar al hombre iba a ser la tortura, el sufrimiento y la muerte de su Hijo Unigénito, aun así, creó al hombre.

¿Cuántos de nosotros haríamos algo sabiendo que de antemano nos va a costar la vida de uno de nuestros hijos? Pues Dios lo hizo. Nos creó aun a riesgo de tener que dar la vida de su Hijo Amado. Esa es la magnitud del amor de Dios por nosotros.

“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Romanos 6:23 (RVR1960)

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