Montevideo, enero de 2013
Aclaración inicial: como cristiano evangélico dejo aclarado que no soy católico, ni adhiero ni comulgo con la Iglesia Dios es Amor, ni Pare de Sufrir, así como tampoco a ninguna otra expresión religiosa del tipo Iemanjá, Umbansidmo, Budismo, etc.
Aclaración inicial: como cristiano evangélico dejo aclarado que no soy católico, ni adhiero ni comulgo con la Iglesia Dios es Amor, ni Pare de Sufrir, así como tampoco a ninguna otra expresión religiosa del tipo Iemanjá, Umbansidmo, Budismo, etc.
La aclaración
es necesaria para dar mi opinión acerca del caso Cine Plaza – Dios es Amor
fundándola en la forma más objetiva posible.
En los últimos
días el Sr. Héctor Guido en su calidad de Director de Cultura de la IMM y el
Sr. Gustavo Leal en su calidad de Sociólogo y Asesor del Ministerio del
Interior han comenzado una movilización para impedir se concrete la venta del
edificio que ha albergado hasta aquí al Cine Plaza a la organización religiosa
Dios es Amor, alegando razones culturales, pretendiendo que un Cine es una
expresión cultural pero que una Iglesia no lo es y que la pérdida del Edificio
y su actual funcionalidad es una pérdida cultural.
Para analizar
el particular se nos impone la necesidad de definir qué es la cultura. La
cultura es una expresión colectiva que es producto de rendirle culto a alguien
o a algo.
Por ejemplo.
Las llamadas son una ineludible expresión cultural y en sus orígenes era una
práctica en la que los esclavos rendían culto a sus dioses, los que traían de
su África natal. Hoy puede que no se les rinda culto a esos dioses, pero sin
duda se le rinde culto a los orígenes, a ese pasado, a aquellas costumbres
definitorias de la colectividad afro descendiente.
El Carnaval es
una expresión cultural. Se le rinde culto al dios Momo.
Las fechas
patrias son una expresión cultural. Cada vez que celebramos una fecha patria le
rendimos culto a los héroes de la patria y a sus heroicas acciones. Se le rinde
culto a las ideas (por ejemplo, el ideario artiguista).
Los ejemplos
no se agotan aquí únicamente.
Las iglesias y
todas las manifestaciones religiosas son una expresión cultural. Nadie puede
negar que la masiva concurrencia de uruguayos a las playas de Montevideo en
febrero a efectos de rendirle culto a Iemanjá, forme ya parte de la cultura del
país.
Ahora, cabe
preguntarse, ¿por qué el Cine Liberty, el Princess, el Ariel, el Trocadero y
tantos otros han pasado a ser o fueron iglesias?
Y la respuesta
es sencilla. Porque los hábitos culturales de los pueblos van cambiando. La
existencia de tantos cines en la ciudad formó parte de una costumbre que
desapareció en la población de Montevideo. Esa costumbre de ver vidrieras,
pasear por 18, ver una película y cenar en algún restaurant del centro. Ya
nadie va a pasear al centro. La gente cambió su hábito cultural. Ahora quieren
tener todo junto en un solo lugar y de ahí el auge de los Centros Comerciales
(o shoppings).
Y de a uno,
cada uno de esos edificios que albergaron un cine han ido paulatinamente
albergando una iglesia. ¿Por qué? Porque la cultura es eso, son las costumbres
y las artes de un colectivo en una época de tiempo determinada. Hoy en día la
gente se ha volcado masivamente en su búsqueda espiritual a las iglesias de
este tipo. Negarlo como un movimiento cultural es negar la definición misma de
cultura.
La venta del
Edificio que alberga al Cine Plaza no es otra cosa que el curso natural de ese
cambio cultural irreversible.
Entonces, ¿qué
hay detrás de la lucha del Sr. Guido y del Sr. Leal? A mi me parece cada vez
menos un intento de salvar la cultura (para eso bastaría con declarar Monumento
Histórico al Edificio e impedir el cambio en su fachada, sin perjuicio de su
uso). Además, esto queda en evidencia al verificar cuántas expresiones
religiosas de las más variadas han sido beneficiadas con la declaración de
“interés cultural” en los últimos tiempos, extremo este que no es otra cosa que
reconocer que las expresiones religiosas son culturales. Más bien parece un
ataque de la izquierda intelectual atea contra las expresiones religiosas
fundado en la máxima marxista de que “la religión es el opio de los pueblos”.
Si un ataque a
la libertad de cultos se disfraza de “salvataje a la cultura” y pasa
desapercibido, ¿cuánto falta para que se pretenda eliminar el artículo 5 de la
Constitución?
Vale recordar
que el tweet mediante el cual el Lic. Leal convoca a la movilización remite a
una nota de Álvaro Autchaín que más que defensa del patrimonio cultural era un
claro ataque en contra de la Iglesia Dios es Amor donde los trata de poco menos
que unos estafadores.
Y por último,
cuando el Director Guido dice que están buscando la salida para que el Edificio
tenga la utilidad “que quieren todos los montevideanos”, ¿está seguro de ser el
depositario de la expresión de voluntad de todos?
esd
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