Montevideo,
marzo de 2016
Hay
un idea de que elecciones es igual a democracia y no hay nada más lejos de la
realidad.
Se
realizaron varias elecciones durante la última dictadura militar, y si
elecciones fuese sinónimo de democracia, deberíamos decir que los militares
fueron unos dictadores democráticos, extremo que a nadie se le pasa por la
cabeza.
Democracia
es el poder en manos del pueblo. Democracia sería si el pueblo pudiera elegir
la totalidad del directorio del BPS y de esa manera incidir en el destino del
Instituto. Pero los hechos indican que nuestros gobernantes en realidad no
quieren darle tanta posibilidad de incidencia al pueblo. Quieren que se los
elija una vez cada 5 años y que eso sirva como una especia de cheque en blanco
para que ellos, en nombre de nosotros, puedan hacer lo que quieran, aun cuando
nosotros, si pudiéramos, posiblemente haríamos lo contrario.
Todos
sabemos que por votar a estos directores sociales, no vamos a incidir en lo más
mínimo en el rumbo del BPS. Sus objetivos seguirán siendo definidos por el
Poder Ejecutivo, como corresponde. Se hacen campañas con promesas que se sabe
de antemano que no se cumplirán, porque los directores sociales son una minoría
en la conducción del Instituto.
¿Qué
tienen de democráticas estas elecciones? ¿Realmente nos dan la posibilidad de
ejercer un poder? Período tras período triunfan los candidatos por activos y
pasivos que proponen la eliminación de las AFAP’s. ¿Cuándo las van a eliminar?
Nunca, en la medida en que los principales partidos políticos del país las sigan
defendiendo. No está en el programa del Frente ni en la agenda de la oposición
eliminar el régimen, entonces el mismo seguirá en pie, por más directores
sociales que votemos en el BPS. ¿Aguinaldo para los jubilados? Tampoco, no
importa cuánto lo prometan, no está en el programa del Frente.
Verdadera
democracia sería si el Pit Cnt dejara de mentirnos llenándose la boca con que
pretende eliminar las AFAP’s y se dedicara a juntar firmas para convocar un
referéndum para derogar el régimen. Ellos lo pueden hacer, ya que lo hicieron
(y de ello se jactan) para supuestamente defender el patrimonio público de los
malvados neoliberales de los 90 que querían privatizar todo. Sin embargo hoy no
lo hacen.
Elecciones
donde lo que se elige no cambia nada, no marca rumbo, no incide, no son un
ejercicio de democracia, sino más bien un acto panfletario, para que algunos
puedan seguir insistiendo en esa mentira de que a cuánto más elecciones más
democracia, chantajeando emocionalmente a buena parte del pueblo que sufrió el
no poder votar, haciéndoles creer que tienen un cierto poder o incidencia. Todos
los costos y la logística de una elección, para un caso como este, no solo es dinero
mal gastado, sino que bastardea la herramienta del voto al generar molestias en
buena parte de la población que sabe que el acto que fue obligado a ejercer el
pasado domingo carecía de todo sentido y utilidad.
Si
se abusa de algo tan valioso como las elecciones, al final terminará perdiendo
el valor simbólico y la importancia que en la ciudadanía aun representan. O nos
dan a elegir la totalidad del directorio para que nuestra opción de veras
incida en la conducción del Instituto, o no nos den a elegir nada. No nos hagan
perder nuestro tiempo y el dinero de todos en lo que no le aprovecha a nadie,
salvo a los propios electos y a los que recibirán algunos favores de parte de
éstos, claro está.
esd
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